La pequeña que murió tras llegar en patera se llamaba Eléne Habiba

Canarias entierra bajo el rito musulmán a la bebé maliense que llegó el 16 de marzo en parada cardiorrespiratoria

Las Palmas de Gran Canaria -
Lugar donde reposa Eléne Habiba Traore en el cementerio de San Lázaro de Las Palmas de Gran Canaria, la bebé de 24 meses que falleció en Gran Canaria en marzo pasado.BORJA SUAREZ (Reuters)

Llegó al muelle de Arguineguín en parada cardiorrespiratoria tras una travesía de cuatro días en patera. La imagen de los sanitarios tratando de reanimarla en el mismo puerto grancanario dio la vuelta al mundo y su muerte por deshidratación severa cinco días después en un hospital de Las Palmas lo vol...

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Llegó al muelle de Arguineguín en parada cardiorrespiratoria tras una travesía de cuatro días en patera. La imagen de los sanitarios tratando de reanimarla en el mismo puerto grancanario dio la vuelta al mundo y su muerte por deshidratación severa cinco días después en un hospital de Las Palmas lo volvió a conmocionar. Durante esos cinco días, los medios de comunicación e incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la llamaron, por error, Nabody. Este miércoles ha sido enterrada bajo un montoncito de tierra y piedras. Era maliense, apenas tenía 24 meses. Su nombre era Eléne Habiba Traore.

Corona de flores sobre la tumba de la bebé Eléne Habiba.Quique Curbelo (EFE)

Massa, la madre de Eléne, que llegó con ella en la patera, aún no se ha repuesto del golpe, según relata Teodoro Bondyale, secretario de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias (FAAC): “Está perdida en el mundo. Es una mujer muy joven, sin apenas formación, que procede de una vida de violencia, sumida en una guerra de la que casi nadie habla. Y cuando ha logrado huir se encuentra con esto. Durante el entierro le pregunté si sabía que estaba en Canarias. Ni siquiera sabía eso”.

Vestida de luto de la cabeza a los pies, Massa asistió este miércoles al último adiós a la niña en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria, acompañada por miembros de FAAC, la comunidad maliense en las islas y la Cruz Blanca, la organización franciscana que la ha acogido y que se ha ocupado de los trámites del sepelio. Su otra hija, de 13 años, sí sobrevivió a la travesía y la acompaña en su nueva vida en Canarias. Salieron de Mali huyendo no solo de la pobreza y la guerra, sino también de una situación familiar muy difícil que obligó a Massa a dejar atrás a cuatro hijas más, cuenta a Efe una de sus compañeras de duelo. “Aún no es capaz de entender lo que le está pasando”, resume Bonyale.

Entierro de la bebé Eléne Habiba en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria.FAAC/Teodoro Bondyale (Teodoro Bondyale/EFE)

La verdadera Nabody también iba en el cayuco

Nabody, en realidad, también viajaba en esa patera. Una confusión con los nombres de las niñas en el puerto dio lugar al error en las declaraciones posteriores de ciudadanos y políticos. Nabody era otra de las menores de la embarcación. Pasó las mismas penurias que Eléne, pero logró salvarse. Fue una de las supervivientes de un viaje dramático, cuyas dimensiones solo se conocieron semanas después. En aquella patera que arribó a Arguineguín en la noche del 16 de marzo viajaban 62 inmigrantes; apenas llegaron a tierra 53, de los cuales diez eran menores. Otros nueve pasajeros perecieron en el océano, entre ellos tres menores, según relataron los supervivientes a la policía y la fiscalía. Hasta 13 personas acabaron en el hospital. La investigación posterior ha revelado el caso de otro bebé muerto durante el viaje: no paró de llorar casi desde el principio, los patrones comenzaron a amenazar a la madre y en un momento dado uno de ellos puso un cubo en la cabeza del niño para no oír su llanto. Cuando su estado pasó a ser muy débil y casi había dejado de gemir, el patrón arrancó de los brazos de su madre al niño y lo arrojó por la borda, según la versión que la mujer ha contado a la policía.

Un voluntario de Cruz Roja intenta reanimar a Eléne Habiba sobre el asfalto del muelle de Arguineguín (Gran Canaria) en la noche del 16 de marzo.Angel Medina G. (efe)

Durante la semana que siguió a la llegada de aquella patera, el estado de salud de Eléne (de quien aún no se conocía el nombre) fue objeto de atención máxima. Massa pudo acompañarla los últimos días en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Materno Infantil de la capital canaria, una vez pudo salir del centro de acogida de Barranco Seco, en el que la mujer fue internada durante las primeras horas.

El entierro se ha demorado casi un mes. Cuando el Juzgado número 3 de Las Palmas de Gran Canaria lo autorizó por fin, Massa eligió llevar a cabo un sepelio que fuese lo más cercano posible al rito musulmán: en contacto directo con la tierra. El rito lo ofició en bámbara (lengua de Mali) el imán de la mezquita de Vecindario, una ciudad sureña que alberga a una importante comunidad migrante.

La normativa, y más en tiempos de pandemia, impide que un cuerpo sea enterrado apenas con un sudario, como prescribe el rito. Los acompañantes de Massa se aseguraron, no obstante, de echar algo de tierra dentro del ataúd de la niña. Y, antes de dejarla reposar, se le permitió a la madre, de forma excepcional, abrir el féretro y ver por última vez a su pequeña. “No somos nada y volvemos a ser nada”, proclamó el imán mientras se enterraba a la bebé. Y así, este miércoles, bajo un mediodía de primavera en pleno ramadán, Massa entregó a la niña Eléne a la tierra de Canarias.

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