El ex ‘número dos’ de Interior buscaba desahogarse tras su implicación en Kitchen, según el cura que intermedió entre él y Fernández Díaz

El sacerdote, íntimo del exministro, resta importancia a los mensajes que se cruzó con los implicados

El sacerdote Silverio Nieto, amigo de Jorge Fernández Díaz, en una imagen de archivo.Juanjo Martín (EFE)

Convertido en otro personaje más de la intrincada madeja del caso Kitchen, Silverio Nieto —expolicía, exjuez y sacerdote de confianza del Vaticano— ha declarado finalmente este lunes ante el juez Manuel García-Castellón, que investiga la operación de espionaje al extesorero Luis Bárcenas para arrebatarle supuestamente documentos co...

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Convertido en otro personaje más de la intrincada madeja del caso Kitchen, Silverio Nieto —expolicía, exjuez y sacerdote de confianza del Vaticano— ha declarado finalmente este lunes ante el juez Manuel García-Castellón, que investiga la operación de espionaje al extesorero Luis Bárcenas para arrebatarle supuestamente documentos comprometedores para altos cargos del PP. El cura, amigo del imputado exministro Jorge Fernández Díaz, se ha sentado esta mañana como testigo para explicar por qué, tras saltar el escándalo, hizo de intermediario entre el antiguo miembro del Gobierno de Mariano Rajoy y otros dos implicados en la trama: Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad; y el comisario Enrique García-Castaño. Una cita que Nieto ha aprovechado para desentenderse de cualquier asunto turbio gestado en la cúpula del Ministerio del Interior.

Dos meses y medio después de que García-Castellón lo citase a declarar, el sacerdote ha repasado, a preguntas del fiscal Miguel Serrano, los mensajes que se cruzó con Martínez. Tal y como recoge el sumario, el ex secretario de Estado le envió un whatsapp a Nieto donde le informaba de los entresijos de la investigación judicial que entonces le cercaba: “Según me dice mi abogado, además de cuestiones formales, la defensa mañana exige entregar en el juzgado las actas notariales en las que constan los mensajes recibidos a lo largo de 2013 y 2014 con instrucciones muy claras y explícitas sobre los supuestos operativos policiales de las que trata todo esto (cuya legalidad siempre me pareció clarísima) y que necesariamente conllevarán la citación de Jorge y probablemente de Rajoy. Desde luego nada más lejos de mi deseo”, le indicó el antiguo número dos de Interior. Un mensaje que el cura reenvió entonces a Fernández Díaz y García Castaño.

Nieto le ha restado importancia a todo ello, según fuentes jurídicas presentes en la causa. Ha insistido en que Martínez se puso en contacto con él como desahogo, ya que se sentía abandonado por su antiguo jefe y por el PP. El exsecretario de Estado había sido su alumno en ICADE —aunque no le recordaba de entonces— y su relación, realmente, había renacido durante su paso por el Ministerio del Interior como mano derecha de Fernández Díaz, con quien mantenía una amistad desde hace muchos años. Así que, según el sacerdote, Martínez solo buscaba consuelo. De hecho, ha dicho que este llegó a decirle: “Gracias Silverio por tus consejos”.

Pero, entonces, ¿por qué reenvió esos mensajes con los detalles de la investigación a Fernández Díaz y García Castaño? Nieto ha recalcado que, en relación al primero, lo haría porque el ex secretario de Estado mencionaba al exministro en su whatsapp. Al comisario, de quien era amigo de su etapa como policía y con quien estaba en el momento de su arresto, porque aparecía mucho en la prensa. De hecho, según él, García Castaño le respondió: “Supongo que [Martínez] contará lo que sabe”. García Castaño ha sido el agente que, precisamente, ha apuntado a la cúpula de Interior en Kitchen. En su declaración ante el juez, el antiguo efectivo de la Policía relató que los cargos políticos estaban al tanto de la operación y que, de hecho, él entregó un ordenador y un pendrive a Martínez con el contenido del material sustraído a Bárcenas.

Pese a esa estrecha relación con los imputados, Nieto ha recalcado que no tenía conocimiento de los asuntos que se trataban en el Ministerio. Según él, no hablaba con Fernández Díaz de cosas de su cargo. Tampoco conversaba con Martínez o García Castaño sobre temas de su trabajo. Solo charlaban sobre temas personales. Porque, según ha reiterado el cura, a él solo le preocupan los “problemas humanos personales” desde que se hizo sacerdote en 1999.

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