El Congreso debate la próxima semana la moción de Vox, sin apoyo de PP y Cs

La iniciativa del partido ultra no tiene apoyos para prosperar y se discutirá en plena segunda ola de la pandemia

El líder de Vox, Santiago Abascal, durante el acto organizado con motivo del Día de la Fiesta Nacional, en Madrid este lunes.Kiko Huesca (EFE)
Madrid -

La Mesa del Congreso tiene previsto ratificar este martes la propuesta de su presidenta, Meritxell Batet, para que la moción de censura presentada a finales de septiembre por Vox se debata los días 21 y 22 de octubre. La moción, la quinta de la reciente etapa democrática, no tiene ninguna posibilidad de prosperar y servirá para dar proyección a la formación ultra, poner en apuros al PP en su voto entre el no y la abstención, y tensionar más el ambiente político del país cuando España sigue en plena crisis sanitaria y sufre los efectos de la s...

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La Mesa del Congreso tiene previsto ratificar este martes la propuesta de su presidenta, Meritxell Batet, para que la moción de censura presentada a finales de septiembre por Vox se debata los días 21 y 22 de octubre. La moción, la quinta de la reciente etapa democrática, no tiene ninguna posibilidad de prosperar y servirá para dar proyección a la formación ultra, poner en apuros al PP en su voto entre el no y la abstención, y tensionar más el ambiente político del país cuando España sigue en plena crisis sanitaria y sufre los efectos de la segunda ola de la pandemia. Vox no tendrá ni siquiera el apoyo del resto de partidos de la derecha.

La mayoría de las formaciones con representación en el Congreso no tenían interés por sumergirse ahora, en plena gestión de la segunda ola de la pandemia, con España y la Comunidad de Madrid encabezando el ranking de los peores datos de contagio europeos, en una refriega que ahonde la división existente en las propias Cortes y ponga de manifiesto su distanciamiento con las inquietudes sociales de los ciudadanos.

PSOE, Unidas Podemos y hasta Ciudadanos habían sugerido en las últimas semanas que los esfuerzos deberían concentrarse ahora en combatir el virus y plantear medidas y soluciones que ayuden a paliar sus ya graves efectos, que todavía podrían empeorar en el aspecto sanitario y económico.

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Sin embargo, la presidenta del Congreso quería resolver este trámite cuanto antes, despejar el panorama de tanto ruido y encauzar el último trimestre parlamentario del año para la negociación y discusión de los próximos Presupuestos Generales del Estado, los primeros de este Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos que son claves para la recuperación del país. Las cuentas están en su fase final de redacción, como ratificó la semana pasada la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero. El Gobierno todavía no suma los aliados suficientes para sacarlas adelante y querría implicar al mayor número de partidos en ese proyecto, como remacha en cuanto puede el presidente, pero ese anhelo choca con la difícil realidad de hacer compatibles las prioridades económicas y fiscales de posiciones tan antagónicas como las de Podemos y Ciudadanos. Los Presupuestos actuales vienen prorrogados desde 2018, con un Gabinete del PP.

Sobre la moción de Vox, el único partido que se mantenía algo en la ambigüedad y a la espera de pronunciarse era el PP. Pero ahora no quiere acercarse a Vox en nada aunque tampoco puede dejar a la formación ultra todo el espacio abierto de confrontación dura contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez y “los comunistas” de Unidas Podemos. El PP sí ha aclarado que no votará a favor de la moción presentada por Vox pero no quiere avanzar si se decantará por el no o la abstención.

Ciudadanos sí fijó desde el principio que rechazará esa propuesta y pese a sus diferencias con los miembros de Unidas Podemos por sus críticas al Rey y al Poder Judicial no quieren romper las incipientes negociaciones con el Gobierno para influir en unos Presupuestos del Estado. Ciudadanos defiende unas cuentas no partidistas ante una situación tan incierta e inquietante.

Todos los partidos de izquierdas, nacionalistas e independentistas que suscribieron la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa en junio de 2018 y que luego le arroparon en la investidura tras las elecciones de noviembre pasado votarán ahora no a la censura.

El tono de Abascal

Vox, por tanto, solo sumará al final de las dos jornadas de debates los 52 votos de sus parlamentarios y ha sido la única formación que ha defendido la urgencia para su celebración porque consideran que España está en una situación tan grave que no debería de esperarse más para articular un proyecto alternativo al Gobierno de Sánchez.

La moción la defenderá en primera instancia el miércoles 21, por la mañana, el diputado por Barcelona, Ignacio Garriga, ya nominado como candidato de Vox a la Generalitat de Cataluña, que tiene elecciones a la vista el 14 de febrero. Pero en el debate posterior está previsto que intervenga el líder del partido, Santiago Abascal, que podría recibir la réplica incluso del propio presidente en cualquier momento de la tarde de ese día o en los duros cruces dialécticos que se esperan para la segunda jornada, el jueves 22.

Abascal ya anticipó este lunes, a la salida de los actos institucionales de la fiesta nacional y antes de incorporarse a las caravanas de protestas callejeras impulsadas por su partido en el centro de Madrid, el tono sin concesiones de sus reproches: “La moción es cada día que pasa más justificable por los ataques del vicepresidente segundo [Pablo Iglesias] al Rey, con la tolerancia del presidente, y por la mala gestión de la pandemia que nos lleva a la enfermedad y la ruina”. El presidente de Vox acusó a Sánchez de dar un “golpe de Estado institucional”, de robar “la Constitución y la democracia” y comparó la gestión de su Gobierno “con los peores tiempos del chavismo”.

Varios coches en la manifestación convocada por Vox en Madrid.Vídeo: KIKE PARA / EPV

Vox lleva amenazando con la moción de censura desde el principio de esta legislatura pero fue justo antes de verano cuando la anunciaron. Abascal indicó en un principio que no tenía intención de encabezar la candidatura alternativa y que iba a ofrecer esa opción a políticos veteranos de otras formaciones del centro derecha y hasta de la órbita socialista de otras épocas. Nadie aceptó su oferta para un presidente de “consenso” que se limitara a convocar elecciones.

La primera moción de censura de la democracia la presentó Felipe González contra el expresidente Adolfo Suárez en 1980. La segunda llegó en 1987 por parte del exdirigente del PP Antonio Hernández Mancha contra González. La tercera la presentó 20 años más tarde el líder de Podemos, Pablo Iglesias, contra Mariano Rajoy, y tampoco prosperó. La cuarta fue la única con éxito hasta ahora y fue la que llevó en 2018 a Pedro Sánchez a La Moncloa al sumar en el Congreso 180 votos.



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