Las muertes en carretera caen un tercio hasta junio por el confinamiento
La mayor caída durante el estado de alarma se produjo en las vías secundarias, que concentran los accidentes más graves
Las muertes en carretera descendieron un 31% en el primer semestre del año debido a la restricción sin precedentes de la libre circulación para contener al coronavirus. Hasta el 25 de junio hubo 331 fallecidos frente a los 479 en el mismo periodo de 2019. Las víctimas mortales se redujeron casi a la mitad en el estado de alarma, que se aprobó el 14 de marzo y estuvo en vigor hasta el 20 de junio. La mayor caída se produjo en las vías secundarias, que concentran los acci...
Las muertes en carretera descendieron un 31% en el primer semestre del año debido a la restricción sin precedentes de la libre circulación para contener al coronavirus. Hasta el 25 de junio hubo 331 fallecidos frente a los 479 en el mismo periodo de 2019. Las víctimas mortales se redujeron casi a la mitad en el estado de alarma, que se aprobó el 14 de marzo y estuvo en vigor hasta el 20 de junio. La mayor caída se produjo en las vías secundarias, que concentran los accidentes más graves. El sector de los transportistas fue el único en el que la cifra de muertos subió en el periodo excepcional.
El frenazo en seco de la movilidad en los 98 días de vigencia del estado de alarma fue de tal calibre que tuvo un efecto inmediato en la reducción del número de fallecidos en las carreteras españolas. El impacto hizo que la tendencia negativa en enero y febrero, en los que se superó ligeramente las muertes en el mismo periodo de 2019 —164, nueve más—, se revirtió.
Desde entonces se han salvado al menos 148 vidas. Y los expertos ven factible, aunque se deba a circunstancias excepcionales, que las muertes en vías interurbanas no superen el millar. España estableció el año pasado un nuevo récord con el menor número de decesos en carreteras convencionales: 1.098, un 7,6% menos que en 2018. Una muestra para el optimismo: en 2019 hubo 37 días sin ningún fallecido en carretera. En el estado de alarma fueron 32. “Hace unos años en la Dirección General de Tráfico hacíamos una fiesta el día que había cero fallecidos, era una cosa muy rara y excepcional”, suele poner como ejemplo Pere Navarro, director general de la DGT.
De las 201 muertes previas al estado de alarma se pasó a 119 entre el 15 de marzo y el 20 de junio. Lo que no cambia es el patrón: 88 se produjeron en vías convencionales y 31 en autopistas y autovías. “Vamos a tener que centrar todos los esfuerzos en las carreteras convencionales porque ahí están el 75% de los fallecidos”, apuntó Navarro el 2 de junio en la comisión de seguridad vial del Congreso.
El director general de la DGT advirtió entonces de que, pese a los mejores registros, habían detectado un aumento de la velocidad. El resultado era que mientras los choques frontales, que suponen normalmente el 20% de los accidentes que se producen, bajaron un 2% por la falta de tráfico, las salidas de vía se dispararon del 39 % al 65%. “La movilidad llegó a bajar un 90%, en especial los fines de semana, pero la siniestralidad lo hizo un 70%. No fue proporcional porque hubo un factor que influyó: el comportamiento del conductor ante la soledad en la carretera. Con menos vehículos y controles te comportas de otra manera. Las velocidades medias de circulación han subido algo”, explica Ramón Ledesma, asesor de PONS Seguridad Vial.
Aun así, el cómputo global es positivo. Los fallecidos en turismos —hubo un momento durante lo peor de la pandemia en el que el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, marcó el objetivo de reducir un 85% el tráfico de estos vehículos— pasaron de los 101 anteriores al estado de alarma a 53.
La cifra de peatones muertos también experimentó una mejora sustancial: ocho frente a los 29 del periodo anterior. Con los ciclistas, que también se agrupan dentro del colectivo de usuarios vulnerables, sucedió lo mismo: de las diez víctimas hasta el 20 de junio, solo dos se registraron a partir del 14 de marzo.
El transporte de mercancías, que acaparó la mayor parte del tráfico en las semanas más duras de la emergencia sanitaria, fue el único sector con más fallecidos que antes del estado de alarma. Si hasta el 14 de marzo contabilizaba seis muertos, desde ese día y hasta el final del periodo excepcional se registraron otros 16. Es decir, de representar el 3% de las víctimas mortales se pasó al 13%. Entre el 15 de marzo y el 3 de mayo llegó a equivaler el 25%. “Antes era un porcentaje muy reducido, al final lo que teníamos básicamente eran camiones y furgonetas circulando”, expuso Navarro en el Parlamento.
Con la economía renqueante, el Ministerio del Interior pronostica que el flujo normal de tráfico se recuperará en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar y la reincorporación de cientos de miles de empleados a sus empresas tras meses de teletrabajo.
Preocupación por los motociclistas
Los fallecidos en motocicleta se han convertido en una de las principales preocupaciones de la DGT. 2019 fue el año con menos víctimas pero se dejaron la vida 264 motociclistas, la cifra más alta desde 2009. Durante el estado de alarma hubo 21 víctimas en moto, 13 menos que hasta que se decretó el 14 de marzo. La mayoría se produjo en la desescalada, cuando se permitió la circulación en el ámbito provincial. De los dos muertos el fin de semana del 8 al 10 de mayo, uno era motorista. En el siguiente, lo fueron dos de los tres fallecidos. En el fin de semana del 22 al 24 de mayo sucedió lo mismo: cuatro de los cinco muertos iban en moto.