Pérez de los Cobos, el coronel al que destituyó el quinto ministro para el que trabajó

El mando de la Guardia Civil ocupó durante 12 años uno de los puestos de máxima responsabilidad en Interior con Gobiernos del PSOE y el PP

El coronel Diego Pérez de los Cobos durante el acto de toma de posesión como nuevo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, en 2018.Rodrigo Jimenez (EFE)

El coronel Diego Pérez de los Cobos, jefe de la Guardia Civil en Madrid ahora destituido por Fernando Grande-Marlaska por “falta de confianza”, fue paradójicamente durante 12 años hombre de la máxima confianza de los cuatro ministros que precedieron a este. En esos años, desde su puesto como director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, ejerció mucho más poder real que algunos generales que le prece...

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El coronel Diego Pérez de los Cobos, jefe de la Guardia Civil en Madrid ahora destituido por Fernando Grande-Marlaska por “falta de confianza”, fue paradójicamente durante 12 años hombre de la máxima confianza de los cuatro ministros que precedieron a este. En esos años, desde su puesto como director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad, ejerció mucho más poder real que algunos generales que le preceden en el escalafón del instituto armado al ser el máximo responsable, entre otras funciones, de elaborar los planes operativos que más adelante aplicaban tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional. No importó que en esos 12 años hubiera hasta cuatro cambios de ministros —Alfredo Pérez Rubalcaba, Antonio Camacho, Jorge Fernández Díaz y Juan Ignacio Zoido— y de partido en el Gobierno, él era confirmado en el puesto sistemáticamente. El motivo, lo resumía entonces un compañero: “Es, ante todo, un guardia civil, con todo lo que ello implica”. Rubalcaba lo llegó a considerar una pieza fundamental en la victoria final sobre ETA.

Desde ese puesto de máxima responsabilidad en Interior, Pérez de los Cobos, diplomado en Estado mayor y curtido en la lucha contra ETA, se encargó de la Operación Copérnico, por la que Interior envió a Cataluña más de 6.000 agentes para impedir la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre. Un operativo lleno de aristas en el que tuvo que lidiar con los continuos roces y enfrentamientos de los cuerpos policiales estatales con los Mossos d’Esquadra. Pero también con las imágenes de las cargas violentas y, sobre todo, con el fracaso que supuso no impedir que llegaran y se distribuyeran las urnas con las que se celebró la consulta prohibida. Pese a ello, se mantuvo en el puesto, hasta que en abril de 2018 el entonces ministro Juan Ignacio Zoido le nombró como máximo responsable de la Guardia Civil en Madrid. No era la primera vez que era destinado en esta comandancia —con anterioridad fue jefe de la Policía Judicial de lo que entonces se llamaba la 112 Comandancia—, pero en esta ocasión lo hacía para ponerse al frente de 4.600 agentes. Ahí ha seguido, hasta su cese de este lunes.

Hermano del magistrado Francisco Pérez de los Cobos, exmilitante del PP y expresidente del Tribunal Constitucional cuando este anuló la anterior consulta secesionista en Cataluña, la del 9-N, el coronel también tuvo un destacado protagonismo mediático durante la instrucción de la causa contra los líderes del procés y, sobre todo, durante el juicio en el Tribunal Supremo en el que se condenó a estos. En su condición de testigo, el coronel acusado durante la vista a los Mossos d’Esquadra de montar un dispositivo “insuficiente, inadecuado e ineficaz” y que estaba “más encaminado a facilitar la celebración del referéndum ilegal que a impedirlo”. Pérez de los Cobos fue especialmente duro contra el exjefe de la policía catalana, el major, Josep Lluís Trapero, como posteriormente volvió a hacer en la vista contra este celebrada en la Audiencia Nacional. En su testimonio, el mando de la Guardia Civil abonó las tesis más duras de las acusaciones, que consideran que la tentativa secesionista del otoño de 2017 constituyó un delito de rebelión, finalmente descartado por el tribunal.

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