Madrid sacude al centroderecha
El pacto estrella del PP con Cs se agrieta y siembra la preocupación entre los populares
La crisis abierta en la Comunidad de Madrid tras su frustrado intento de avanzar en las fases de la desescalada, que provocó incluso la dimisión de la directora de Salud Pública por desavenencias con sus superiores políticos, añade leña al incendio en que se ha convertido el Gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos. Fuentes de la dirección popular admiten “preocupación” por que esas tensiones, unidas al pacto de I...
La crisis abierta en la Comunidad de Madrid tras su frustrado intento de avanzar en las fases de la desescalada, que provocó incluso la dimisión de la directora de Salud Pública por desavenencias con sus superiores políticos, añade leña al incendio en que se ha convertido el Gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos. Fuentes de la dirección popular admiten “preocupación” por que esas tensiones, unidas al pacto de Inés Arrimadas y Pedro Sánchez, lleguen a poner en peligro la joya de la corona de los acuerdos autonómicos que dieron oxígeno a Pablo Casado tras la debacle electoral. Cs insiste en que el pacto con el Gobierno para prorrogar el estado de alarma es “puntual”, aunque la relación con sus socios se ha resentido en paralelo a los contactos con el PSOE.
El líder del PP volvió a difundir unas declaraciones grabadas en las que atacaba al Gobierno. Desde el pasado 20 de abril, no responde en rueda de prensa a preguntas de los periodistas. Este viernes, la primera habría sido sobre la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que vio cómo el Ejecutivo central tumbaba su petición de pasar a la fase 1 de la desescalada —con 15.000 fallecidos, más de 68.600 casos, casi 600 pacientes en la UCI y cerca de 3.000 ingresados— tras la dimisión de su directora de Salud Pública por negarse a respaldar ese plan.
Ayuso fue la apuesta más personal y arriesgada de Casado. El líder del PP la eligió como candidata de la Comunidad de Madrid, que administra más de 20.000 millones de euros de presupuesto sin tener experiencia previa de gestión. Encarnaba, y así lo destacó el PP al anunciar su nombramiento, el espíritu “sin complejos” que Casado quería imponer en sus filas. El resto de barones de la formación evitaron criticarla pero también respaldarla. Se escudaron en que no conocían “los datos” que habían animado a la presidenta madrileña a pedir el pase la fase 1 de la desescalada, la misma medida propuesta por otras comunidades con gobiernos populares y muchas menos víctimas y contagios.
A primera hora de la mañana, Díaz Ayuso admitió, en Telecinco, que en su decisión habían primado motivos económicos, porque “el criterio médico”, dijo, “siempre es estar en la posición más precavida” y entonces “para evitar cualquier repunte habría que quedarse eternamente en casa”. Mientras, en TVE, el presidente de Castilla y León, su compañero de partido Alfonso Fernández Mañueco —la única comunidad, junto a Cataluña, que ha renunciado a acelerar la desescalada— aseguraba: “Yo puedo hablar de Castilla y León y nosotros hemos hablado desde la sensatez y con el diálogo, con los expertos y con las fuerzas de la oposición”. Mañueco añadió que “las presiones” de algunos sectores económicos no pueden estar “por encima de la protección y la vida de las personas”. “Todos tenemos muchas ganas de correr, pero la mejor forma de llegar a la meta es actuar con prudencia”. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, se negó a “hablar de oídas” de lo sucedido en Madrid, pero añadió: “Si hay una política que debe ser abordada desde los criterios clínicos es la de la sanidad. Hacer otra cosa sería una irresponsabilidad”.
La dimisión de la directora de Salud y la desescalada fallida de Madrid han golpeado de lleno a la estrategia del PP. Los errores del Gobierno estrella de la coalición con Cs coinciden con una acumulación de desencuentros entre ambos en el Ejecutivo madrileño. El jueves, sin ir más lejos, Cs acusó al PP de no buscar pactos con el PSOE en Madrid para avanzar en la reconstrucción “por capricho” y llamó a dejarse de “politiqueos”. La tensión en Madrid coincide con el pacto entre Arrimadas y Sánchez y con un acercamiento del PSOE a Cs en las comunidades autónomas en la que este último comparte Gobiernos con el PP —cuatro, además del Ayuntamiento de la capital—. “La relación entre Arrimadas y Casado es buena y ella ha dicho que el acuerdo con el Gobierno es puntual. En Andalucía la coalición con Cs va muy bien; en Castilla y León costó más, pero ahora también marcha bien, pero es verdad que la situación en Madrid es preocupante”, opina un miembro de la dirección nacional del PP. Casado resta importancia al pacto de Cs con Sánchez, pero su número dos, Teodoro García Egea declaró este viernes: “Tengo que ver si Sánchez engaña también a Arrimadas. Ya engañó a ERC”.
A Arrimadas la crisis madrileña le ha caído, a diferencia del PP, en una semana de buenas perspectivas. Su decisión de apoyar la cuarta prórroga del estado de alarma le ha permitido recobrar un papel relevante en la política española, donde hacía tiempo que, con solo 10 diputados, no lograba situarse. En Cs se afanan en subrayar que no tienen intención de establecer ningún tipo de alianza estable con el PSOE. La dirección insiste en que la relación sigue siendo fluida con los populares y que Arrimadas y Casado hablan con frecuencia, aunque en Cs no han gustado las críticas de la fundación de Aznar, FAES, que comparó el pacto con la fábula del escorpión y la rana y se permitió jugar irónicamente con el apellido de Arrimadas.
En la dirección de Cs descartan tajantemente que se pueda dejar caer al Gobierno madrileño, pero no han dudado en desmarcarse de Ayuso e intentar un pacto presupuestario con el PSOE, promovido por el líder regional del partido y vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, con el aval de Arrimadas. Algunas fuentes de Cs en Madrid afirman que el PP ha advertido a sus socios de que si pretenden dinamitar el Ejecutivo regional, los populares a su vez podrían provocar elecciones en otros territorios donde gobiernan juntos y en los que Cs no tiene buenas perspectivas. “A ninguno de los dos le conviene mover ficha”, dicen fuentes parlamentarias.
El incendio en el Gobierno en Madrid ha provocado discrepancias en Cs, con diferentes criterios en el Ejecutivo madrileño y el de Castilla y León, y con malestar en algunos sectores del partido por la actuación de Aguado. “Me asombra tener que decir que Torra ha sido más sensato”, clamó sobre Madrid el vicepresidente castellanoleonés, Francisco Igea, médico, en unas palabras que causaron un profundo revuelo en la dirección de Cs. En el Gobierno castellanoleonés creen que el intento de Madrid de avanzar en la desescalada ha sido imprudente y apuntan a Aguado porque “presionó para pasar de fase”, destaca una fuente del Ejecutivo, que lamenta la “incertidumbre” que la crisis ha provocado en la población madrileña.
Arrimadas respaldó en cambio la decisión de Aguado de promover que Madrid pasara a la fase 1. “Hay que ir desconfinando Madrid y generando actividad económica, porque si no, vamos a tener un problema social muy grave”, defendió en Antena 3.
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