Marruecos ahoga el paso de los porteadores por Ceuta y apunta ahora hacia Melilla
Las medidas de Rabat animan en los medios marroquíes la reivindicación soberanista sobre las dos ciudades autónomas
Marruecos avanza en su intención de impedir lo que llama “contrabando” de Ceuta y de Melilla. Por contrabando, Rabat entiende todos los productos que entran desde las dos ciudades autónomas, cuya soberanía española no reconoce. El director de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, ha expresado su propósito de erradicarlo. Los presidentes de Ceuta, Juan José Vivas (PP), y Melilla, Eduardo de Castro (Cs), se reunieron el 17 de febrero para diseñar una estrategia contra la “asfixia económica” que han generado las decisiones de Marruecos.
Juan José Vivas, que ha conseguido aprobar los presupu...
Marruecos avanza en su intención de impedir lo que llama “contrabando” de Ceuta y de Melilla. Por contrabando, Rabat entiende todos los productos que entran desde las dos ciudades autónomas, cuya soberanía española no reconoce. El director de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, ha expresado su propósito de erradicarlo. Los presidentes de Ceuta, Juan José Vivas (PP), y Melilla, Eduardo de Castro (Cs), se reunieron el 17 de febrero para diseñar una estrategia contra la “asfixia económica” que han generado las decisiones de Marruecos.
Juan José Vivas, que ha conseguido aprobar los presupuestos de 2020 en Ceuta con los votos de Vox, pide que se revise la posibilidad de incorporar a la ciudad autónoma dentro del espacio Schengen. Eso implicaría que el acceso sin visado de los residentes en Tetuán ya no sería posible. Sin embargo, el presidente de Melilla, que gobierna gracias a los votos del PSOE y de Coalición por Melilla (CpM), con una amplia mayoría musulmana entre sus votantes, propone buscar una solución “que no sea tan brusca”.
Marruecos siempre ha considerado a Ceuta (84.700 habitantes) y Melilla (86.400) como “enclaves”, “presidios ocupados”. Durante una visita de Pablo Casado a Ceuta en agosto de 2018, un policía marroquí de la frontera del Tarajal se negó a estrechar la mano que le tendía Vivas. Al día siguiente de aquella escena, 382 kilómetros al este, frente a Melilla, Marruecos cerraba el puesto aduanero de Beni Enzar. Las autoridades marroquíes indicaron que se trataba de una decisión “soberana” y añadieron que pretendían potenciar así el nuevo puerto de Nador. A pesar de aquella medida —y las que vinieron después— que Rabat tomó sin avisar a Madrid, las relaciones entre los dos países siguieron inquebrantables.
“El problema de España”, explica un analista español que solicita el anonimato, “es que no tenemos una política de Estado respecto a Ceuta y Melilla. Con José María Aznar y con Felipe González era distinto. Ahora, cada ministerio cuida sus propios intereses y no los globales. Esto no es una cuestión de aduanas, sino de soberanía nacional”.
“Marruecos”, continúa la citada fuente, “está echando un pulso religioso, demográfico y político respecto a Ceuta y Melilla. Religioso, porque las mezquitas de ambas ciudades están controladas por imanes designados por Marruecos, que cobran del Ministerio de Asuntos Religiosos marroquí. Demográfico, porque la población de origen musulmán cada vez es mayor en las dos ciudades. Y político, porque Rabat ha visto que estamos solo preocupados por la emigración irregular y aprietan por el flanco de Ceuta y Melilla. Puede que dentro de unas décadas reclamen una soberanía compartida, al estilo de Hong Kong en China”.
En Ceuta, el bloqueo se ha intensificado en los últimos meses. En octubre de 2019, el Gobierno de Marruecos cerró el paso fronterizo del Tarajal II, reservado para el comercio atípico de mercancías (realizado por los porteadores). A principios de febrero Rabat prohibió la exportación de pescado fresco a Ceuta proveniente de Tetuán, principal abastecedor de la ciudad española. Finalmente, el 21 de febrero, el director de aduanas marroquí declaró a la agencia Efe que la campaña contra el contrabando se extenderá también a Melilla. Y dio a entender que la situación ya no tiene vuelta atrás. El próximo 23 de marzo está previsto que Lakhdar viaje a Madrid para entrevistarse con su homóloga española, Pilar Jurado.
¿Qué impacto tendría en el territorio español la anulación completa del porteo? Al no haber aduana en Ceuta no existen cifras oficiales sobre los millones de euros que mueve. No obstante, el profesor José Aureliano Martín, de la Facultad de Economía de Ceuta, estima que en 2018% más del 50% de los bienes que importó Ceuta desde la Península acabaron en Marruecos por un valor aproximado de 500 millones de euros. El año pasado a Ceuta accedían una media diaria de 4.500 porteadores -la mitad mujeres- y cientos de coches de los llamados “pateras”, que se dedican también a este comercio. En Melilla el número de porteadores se eleva a 6.000 diarios, según datos del Gobierno español. El negocio mueve en torno a 1.000 millones de euros, según varios estudios.
Las autoridades españolas son conscientes de que Rabat ha emprendido más medidas unilaterales en la frontera que perjudican a la economía de Ceuta y Melilla. Un alto cargo indica desde Madrid que se trata de poner en una balanza lo que se puede conseguir o perder si empeoran las relaciones. “De todas formas, nosotros seguiremos negociando sobre las restricciones al comercio atípico”, advierte.
Voces críticas con España
Mientras tanto, en la prensa marroquí afloran las columnas donde se reivindica la recuperación de las llamadas colonias españolas. El martes 25 de febrero, el semanario Maroc Hebdo señalaba en un artículo: "Rabat quiere hacer entender con claridad a España que sin él es incapaz de mantener sus colonias marroquíes. Se han tomado una serie de medidas para hacer saber claramente a Madrid que debería recoger sus bártulos”.
Al día siguiente, el director del diario L’Economiste, Mohamed Benabid, escribió en la primera página del diario: "Reforzando el control de fronteras, Rabat, sin lugar a dudas, ha hecho saltar un tabú (…) El asunto de la formalización de lo informal apenas es una parte del debate. No puede silenciar el sempiterno asunto de las fronteras. Ceuta y Melilla son, ante todo, flagrantes casos de discontinuidad territorial, reliquias de antiguos imperios coloniales”.
En octubre de 2018, dos meses después del cierre del puesto aduanero de Beni Enzar, frente a Melilla, la revista marroquí Zamane publicó en portada un número bajo el título: “Ceuta y Melilla, es tiempo de zanjar”. Preguntaron a la historiadora Halima Ferhat si la población marroquí estaría dispuesta a hacer sacrificios para recuperar ambos enclaves. Y Ferhtat respondió: “Contundentemente, no. El deseo de la mayoría de los marroquíes es obtener un visado Schengen. Y Ceuta y Melilla son la puerta de entrada a ese territorio tan deseado. ¿Cómo quiere usted que un pueblo se movilice para recuperar territorios en beneficio de una patria que ciertamente pretenden abandonar?”.