El frío no tiene por qué amilanarnos para viajar. De hecho, hay lugares que mejoran cuando llegan las fechas navideñas. De Las Palmas de Gran Canaria a Nueva York, aquí va un decálogo de ellos, comprobados personalmente
Las Palmas de Gran Canaria (España). ¿Pasar una Navidad en la playa, a 25 grados y sin salir de España? Es posible. Por ejemplo, en Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad que vive y celebra estas fechas de una forma intensa, pero en bañador. La capital de la isla de Gran Canaria programa muchas actividades culturales en torno a las Navidades, ya sea en el auditorio Alfredo Kraus o en sus calles y plazas. La más internacional es su famoso belén de arena, un hito de la escultura arenista. Lleva ya 20 ediciones y reúne en la playa de Las Canteras a los mejores artistas de este género. DESIREE MARTIN (AFP / GETTY IMAGES )Rovaniemi (Finlandia). Este destino es un clásico que nunca decepciona. Aunque para los que llegan del sur, pasar unos días de pleno invierno por encima del Círculo Polar Ártico, en un sitio donde el termómetro baja a -25 grados y solo hay tres horas de luz diarias, parece poco agradable. Pero en Rovaniemi, al norte del país, no solo la vida es posible; es que además es muy placentera. Y todo está preparado para disfrutar del frío y las actividades de aire libre en unos paisajes que parecen de cuento. Con el añadido de visitar la casa de Papá Noel. Los finlandeses han conseguido que la residencia oficial de Santa Claus esté aquí, a las afueras de Rovaniemi, con un montaje increíble que hace las delicias de niños y también de mayores… porque parece que es verdad, ¡que el auténtico Papá Noel está delante de ti y te recibe personalmente! JONATHAN NACKSTRAND ( AFP / GETTY IMAGES )Dresde (Alemania). Aunque en este apartado podrían entrar docenas de ciudades alemanas que se engalanan con enormes mercadillos navideños, he elegido Dresde porque su Striezelmarkt lleva celebrándose en la plaza Altmarkt desde 1434 y ostenta el título de mercadillo navideño más antiguo del país (discutido por otras ciudades, que también se arrogan ese honor). Sea o no el más longevo, esta es una ciudad monumental y preciosa que en Navidad se viene arriba con luces cálidas y multitud de eventos. En el Striezelmarkt hay que probar el Dresdner Stollen, un famoso pastel de frutas navideño con forma ovalada, porque originalmente representaba al niño Jesús envuelto en pañales. El mercado (que este 2025 se celebra del 24 de noviembre al 24 de diciembre) es famoso también por la venta de artesanía tradicional de la región, por la pirámide de Navidad escalonada más grande del mundo y por su iluminación.aletheia97 ( GETTY IMAGES )
Cracovia (Polonia). Las ciudades polacas también viven con mucha intensidad la Navidad y organizan numerosos mercadillos. Uno de los más grandes y coloridos es el de la Rynek Główny de Cracovia, la plaza principal y una de las plazas medievales más grandes de Europa. Cracovia es la joya de la corona turística del país, por lo que en primavera y verano está hasta los topes; y no es que en Navidad no haya turistas, pero las multitudes decrecen y se puede ver todo con menos agobios. El ambientazo de los puestos navideños de la Rynek Główny, con el decorado de la basílica de Santa María y la Lonja de los Paños detrás, es de las postales navideñas que nunca se olvidan.Artur Widak ( NurPhoto / Getty Images )El Algarve (Portugal). Pasé unas Navidades en el Algarve y me encantó la idea de pasear por unos parajes y unos pueblos que en verano están acogotados por el calor y los numerosos visitantes, pero que en invierno recobran la paz y el sosiego que una vez tuvieron. Desde luego no es el momento para ir a la playa, pero es que el Algarve ofrece mucho más que eso (sin olvidar que un largo paseo por una solitaria playa del Atlántico en un día soleado de invierno puede ser también una experiencia inolvidable). Faro, la capital de la región, ilumina su centro histórico y acoge uno de los mayores mercadillos navideños. Portimão suele instalar una gran pista de patinaje sobre hielo y organiza muchas actividades callejeras y conciertos alusivos a la Pascua. Lagos, la ciudad más bonita del Algarve, se engalana con luces navideñas. Y en Olhão se monta un belén gigante, famoso en todo Portugal.picturelibrary ( Alamy / CORDON PRESS )Buenos Aires (Argentina). A menudo se nos olvida que en el hemisferio sur ahora es verano… una época muy especial para viajar por allí. En Argentina, por ejemplo, es temporada alta y un buen momento para visitar su capital, una gozada para amantes de lo urbano. No tiene la espectacularidad monumental de París o Praga, ni lo cosmopolita de Londres o Nueva York, pero Buenos Aires ha ido macerando un carácter personal, una huella única, siempre envuelta en convulsiones, en crisis que se suceden unas a otras, pero de las que sale siempre victoriosa. “Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que les guste a otras personas. Es un amor así, celoso”, decía Jorge Luis Borges, de la ciudad que le vio nacer.Luciano Gonzalez (Anadolu / Getty Images)
Estocolmo (Suecia). “La más bella de Europa”. A los suecos les gusta recalcar con esta frase las excelencias de su capital. Pero cuando el viajero llega a ella en pleno invierno, comprende de forma rápida que la frase no es solo un reclamo publicitario. Estocolmo es una ciudad bella, majestuosa. Lo es en verano, cuando la vida se desliza suave por la multitud de islitas y canales que rodean el casco histórico. Y lo es más en invierno, cuando miles de luces cálidas de restaurantes, tiendas y museos exorcizan el blanco impoluto de la nieve que cubre sus calles hasta componer una escena navideña perfecta. Un ritmo vital que lejos de amilanarse por las condiciones climáticas, se alía con ellas para hacer la ciudad aún más cálida y acogedora en pleno invierno. Los dos mercadillos de Navidad más concurridos son el de la plaza Stortorget —en el corazón del bellísimo barrio medieval de Gamla Stan— y el mercado de Navidad de Skansen, en la isla de Djurgården. Hay vino caliente, artesanías, decoración navideña y puestos donde probar las delicias invernales suecas, entre ellas las salchichas de carne de reno o alce.Narciso Contreras ( Anadolu / Getty Images )Innsbruck (Austria). Como en un cuento de hadas o de princesas, la capital del Tirol austríaco levanta sus cúpulas verdosas hacia un escenario perfecto de montañas nevadas. Un anillo de crestas afiladas y laderas que mudan del verde al blanco según la temporada y que la convierten en una de las ciudades más bellas del mundo. Tanto, que resulta difícil escapar a los tópicos y a los clichés a la hora de describirla. Más de 70 puestos con artesanía, motivos navideños y comida típica se instalan por las calles medievales del centro, en especial junto al Tejadillo de Oro y la calle Kiebachgasse. La música navideña invade todos los rincones y, como telón de fondo, las montañas nevadas del Tirol. ¿Habrá postal de Navidad más perfecta? Para comer recomiendo el Goldene Adler, el restaurante más antiguo de Innsbruck: más de 600 años sirviendo menús. George Pachantouris ( GETTY IMAGES )Cusco (Perú). Hacer coincidir un viaje a Perú con las vacaciones navideñas tiene premio. Porque si Cusco ya es de por sí una ciudad increíble de las que hay que ir una vez en la vida, herencia del mestizaje entre la cultura inca y la de los conquistadores españoles, en Navidad se pone más bonita aún con multitud de actividades relacionadas con estas fechas. Una de las más importantes es el Santurantikuy, una feria tradicional que se celebra el día 24 de diciembre en la que centenares de artesanos locales, consagrados o noveles, exponen y vende sus obras, en especial objetos para decorar los pesebres cusqueños. La figura más buscada, hecha con el material que sea, es la de El Niño Manuelito, la figura central y extremadamente venerada en las celebraciones navideñas de Cusco y en toda la región andina. Se trata de una representación del Niño Jesús, pero que la tradición cusqueña ha adaptado a su cultura e identidad, dándole rasgos andinos y ropajes y símbolos peruanos. Hemis ( Alamy / CORDON PRESS )Nueva York (Estados Unidos). No podía faltar una ciudad con la Navidad más cinematográfica del mundo. ¿Cuántas películas habremos visto ambientadas en estas fechas en la Gran Manzana? En ellas se aprecia una realidad que espera a cualquier visitante: a finales de diciembre aquí hace un frío que pela. Pero eso no quita para que sea temporada turística superalta. Y es que en Navidad y Año Nuevo la ciudad adquiere otra dimensión. El epicentro navideño es el Rockefeller Center, un conjunto de 14 edificios conectados a través de pasillos subterráneos. Allí se monta el árbol de Navidad más grande y famoso de la ciudad, cuya ceremonia de encendido, retransmitida por todas las televisiones, supone el inicio oficial de las fiestas navideñas para todo el país. También se monta una pista de patinaje sobre hielo. Y al contiguo Radio City Music Hall llega, como todas las Navidades, el ‘Radio City Christmas Spectacular’, un espectáculo musical a cargo de la compañía de baile de precisión The Rockettes que es tan sinónimo de Navidad en Nueva York como Papá Noel. Times Square es el lugar más icónico del mundo para celebrar Año Nuevo (eso sí, si consigues acceder a la plaza). Unas fechas perfectas para descubrir los barrios más emblemáticos de la Gran Manzana, subir a lo alto del Empire State o ir de compras por los grandes centros comerciales neoyorquinos.Gary Hershorn ( GETTY IMAGES )
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