12 fotosSoriaDoce paradas en la Soria desconocida: de un caimán disecado a un pueblo museoPaisajes recónditos, una ciudad encantada, un mural en recuerdo del ‘Guernica’ y otras pistas viajeras sin prisas ni masificación en la provinciaElena Sevillano07 jun 2024 - 05:25CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinComentariosLa laguna de Cebollera (Molinos de Razón). Todo el mundo conoce o ha oído hablar de la laguna Negra. Pero Soria cuenta con otras de origen glaciar de gran belleza paisajística, como la laguna de Cebollera, en la sierra homónima, prolongación oriental de los Picos de Urbión. Este espectacular circo glaciar se ubica a 1.858 metros de altura, en un aislado y montañoso territorio poblado de hayas, serbales, pinos y avellanos; donde se pueden ver ciervos y escuchar la berrea. Su acceso es sencillo, a través de un recorrido de senderismo de no más de dos kilómetros. El camino tiene pendiente y algunos repechos, pero es apto para hacer en familia. Desde aquí parte la ruta de ascenso al pico Cebollera, a 2.142 metros de altura, y mucho más exigente. También merece la pena visitar las lagunas más pequeñas del entorno.Conrado Angel (Turismo de Soria)El monumento natural de Castroviejo (Duruelo de la Sierra). Es la ciudad encantada de Soria, entre pinares y prados. Las enormes rocas de formas caprichosas y extrañas, moldeadas por la acción del agua y el viento, dejan entre sí pasadizos laberínticos que invitan a la exploración. Hace unos años se construyó un moderno mirador sobre una de estas moles graníticas. Encaramado en él (se accede por una escalera), el viajero puede contemplar el monumento natural de Castroviejo. Y, más allá, un mar de verde salpicado de pueblos, el pico Frentes, la ciudad de Soria, las cumbres de Picos de Urbión en la lejanía. A unos 300 metros siguiendo el camino forestal, ya sin asfaltar, sale una senda que conduce a Cueva Serena, por donde baja una cascada que en primavera engrosa su chorro de agua debido al deshielo.Nick Hatton (Alamy / CORDON PRESS)El Paso del Fuego en San Pedro Manrique. El fuego es protagonista de la noche de San Juan (el 23 de junio) de San Pedro Manrique, en las llamadas Tierras Altas de Soria. Fuego en forma de ascuas aún vivas, que atraviesan, descalzos, los hombres y mujeres jóvenes de la localidad, solos o con otra persona a cuestas. La fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, tiene lugar a medianoche, a los pies de la ermita de la virgen de la Peña, con las brasas de 1.000 kilos de leña de roble como alfombra incandescente. Al día siguiente, 24 de junio, se celebra la fiesta de Las Móndidas, protagonizada por tres jóvenes del pueblo —elegidas por sorteo entre las mozas solteras— vestidas de blanco y con cestaños en la cabeza, adornados con arbujuelos (rama de tres puntas que se recubre con masa de pan coloreada con azafrán). Hay varias asociaciones recuperando la tradición de Las Móndidas en otros pueblos sorianos, como Sarnago.Wifredo Garcia (EFE)Ágreda: la villa de las tres culturas. Regada por una red de callejuelas irregulares, Ágreda es conocida como la villa de las tres culturas. En este pueblo en las faldas del Moncayo ya estaban asentados musulmanes y judíos cuando Alfonso I El Batallador recuperó definitivamente la plaza en el siglo XII, iniciando una labor de repoblación con cristianos llegados desde las Tierras Altas. La convivencia entre las tres culturas se rompe primero en 1492, con la expulsión de los judíos, y posteriormente en 1510, con la de los últimos musulmanes. Se fueron las personas pero quedó su legado, como testimonio en piedra: la judería, la zona islámica, el barrio cristiano. Aquí esperan palacios renacentistas, iglesias, sinagoga, murallas y bancales árabes.Alberto Carrera (Alamy / CORDON PRESS)Los restos de la villa romana La Dehesa (Quintana Redonda). En 1928, el arqueólogo Blas Taracena dirigió, acompañado por el archivero y periodista José Tudela, la excavación de una villa romana en Las Cuevas de Soria, término municipal de Quintana Redonda. De la que fue una lujosa casa de campo de casi 4.000 metros cuadrados de superficie, construida a mediados del siglo IV a orillas del río Izana, pueden verse hoy los suelos y los arranques de las paredes, más una piscina recubierta de mosaicos en lo que fue la zona termal del hogar. Se han descubierto una decena de mosaicos geométricos de gran valor. El yacimiento ha sido protegido y musealizado merced a una moderna estructura que lo resguarda. Es el museo Magna Mater, que pone en valor otras dos villas romanas emblemáticas de la provincia de Soria: Los Quintanares, en Rioseco de Soria, y Los Villares, en Santervás del Burgo.DIEGO MAYOR‘Rubens’ en los tapices de la iglesia de Oncala. La iglesia de San Millán, en Oncala, construida en el siglo XVIII y declarada Bien de Interés Cultural en 1983, guarda una colección de 10 tapices flamencos del siglo XVII, ocho de ellos tejidos sobre cartones pintados por Rubens (y expuestos en el Museo del Prado). El origen de esta serie de tapices confeccionados por Frans Van den Hecke entre 1630 y 1665 es el encargo que la infanta doña Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernadora de los Países Bajos, hizo al pintor flamenco para el convento de las Descalzas Reales de Madrid. Los otros dos son anónimos, y de temática profana. Del 1 de julio al 31 de agosto, el museo está abierto al público de 11.00 a 13.30 y de 17.00 a 19.00. El resto del año hay que concertar la visita con el ayuntamiento, llamando al 975 38 11 49.Wifredo Garcia (EFE)Almarail y Caltojar: forja, murales y una réplica del ‘Guernica’. Almarail es un museo al aire libre gracias al proyecto ‘Almarail... esCultural’, que nació en 2012 y se nutre de las donaciones altruistas de los artistas participantes. Murales, conjuntos escultóricos y trabajos en forja como ‘Vida cotidiana’, que es la pieza de acero forjado donada en 2022 por el artista soriano Miguel Ángel Sánchez Sanz: representa a una mujer sentada en un poyo. A unos 65 kilómetros de allí se alza Caltojar, convertido en otro pueblo mural gracias a que en 1981, un “ejército de aficionados a Picasso” (así tituló la noticia ‘The New York Times’) homenajeó al artista malagueño en el centenario de su nacimiento pintando réplicas de sus cuadros: arlequines, autorretratos, ‘Las señoritas de Avignon’ y un ‘Guernica’ que quedó terminado dos semanas antes de que el original regresara a España. En 2014, los vecinos volvieron a repintar sus 51 murales, desvaídos ya por el sol y la lluvia.John Milner (SOPA Images / LightRocket / Getty Images)Caracena, encanto castellano. En la provincia de Soria esperan pueblos muy bonitos. Medinaceli, Burgo de Osma, Vinuesa, Yanguas, Calatañazor son, quizás, los más evidentes. Pero luego hay otros como Caracena, sencillo, fuera de las rutas turísticas y mucho menos conocido, que no ha perdido el encanto de la Castilla más recóndita. De su época medieval conserva dos iglesias románicas: la de Santa María de la Asunción y la de San Pedro Apóstol, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1935. El castillo, en lo alto de un cerro, es uno de los mejor preservados de la provincia. En el centro de su plaza Mayor, donde estaba la cárcel, se alza un rollo —columna, generalmente hecha de piedra, que representaba la categoría administrativa de un lugar— de estilo barroco, fechado en 1738. En las afueras se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Monte. Dentro de su término municipal figura el yacimiento de Los Tolmos, de la Edad del Bronce.Domingo Leiva (GETTY IMAGES)La plaza renacentista de Morón de Almazán. Morón de Almazán cuenta con uno de los mejores y más bellos ejemplos de plaza renacentista de Castilla y León. Un espacio diáfano en cuyo fondo, alineados en ascensión, se pueden ver el edificio del concejo, símbolo del poder civil; un poco más hacia arriba el palacio de los Mendoza, símbolo del poder señorial; en la cúspide, el poder de Dios, representado por la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su esbelta torre plateresca del siglo XVI. Completa el conjunto un rollo gótico que originariamente estaba adosado al edificio del concejo y ahora se alza en el centro de la plaza. El palacio es hoy sede del Museo Provincial del Traje Popular, que exhibe vestimentas sorianas ancestrales, desde las más humildes hasta las más ricas, y es muy apreciado por historiadores y amantes de la moda.Antonio Lopez (Alamy / CORDON PRESS)Ver las estrellas desde el castillo de Borobia. El observatorio del castillo de Borobia, junto al Moncayo, es un telescopio abierto al público en un pueblo de 240 habitantes. Fue inaugurado por el Ayuntamiento de la localidad en 2002, como un proyecto de desarrollo rural para aprovechar un recurso asociado a su despoblamiento: la limpieza y oscuridad de sus cielos por la ausencia de contaminación lumínica. Forma parte de ApEA, Asociación para la Enseñanza de la Astronomía. Realiza visitas nocturnas para contemplar estrellas y planetas, y actividades diurnas para ver el sol. También organiza sesiones especiales con motivo de efemérides astronómicas importantes como eclipses o movimientos planetarios. La concesión del certificado de Reserva Starlight 2023 a Soria la convierte en la primera provincia de España en ser un espacio natural que protege la calidad de su cielo.El caimán disecado de la colegiata de Berlanga de Duero. La inmensa e inconclusa colegiata gótico-renacentista de Santa María del Mercado, en Berlanga de Duero (el viajero no debe perderse tampoco su castillo), guarda un caimán disecado. La razón tiene un nombre: Fray Tomás de Berlanga, obispo de Panamá y descubridor de las Galápagos, que regresó a su villa natal cargado de tomates, patatas, perejil... y un exótico caimán negro que debió de impresionar mucho a los vecinos. Tanto que cuando el animal murió lo disecaron y colgaron en una de las paredes de la colegiata. Se le conoce popularmente como “el lagarto”, y ha inspirado los Lagartos de Fray Tomás de Berlanga, que son unas pastas de té con forma de caimán —mantequilla de Soria, azúcar, harina y huevos—, según una receta patentada por la confitería El Torero de la localidad.antonio ciero reina (Alamy / CORDON PRESS)Y de postre, costrada. Más allá de manjares sobradamente conocidos como trufas, torreznos o setas, Soria se reivindica como una provincia repostera. Así lo demuestra su mantequilla dulce, con denominación de origen, y los turrones. O la costrada: milhojas rellenas de crema y nata, cubiertas con una capa de hojaldre y azúcar glass. Desde hace cinco años, los establecimientos de la Asociación Soriana de Confiterías, Pastelerías, Bollería y Repostería dedican un fin de semana de la primera quincena de marzo a preparar miles de raciones de este postre típico, para celebrar los Días de la Costrada de Soria. También están las yemas de Almazán, con su particular baño de almíbar. En esta localidad siguen abiertas confiterías centenarias como Almarza, fundada en 1820 y una de las más antiguas de España.