Sela 2015, sabrosa frutosidad

Roda significó un hito en Rioja, un soplo fresco de innovación en el conservadurismo riojano, cuando en 1987 se estableció Mario Rotllant en el barrio de la Estación (Haro). Su proyecto vitivinícola se basó en un equipo excepcional dirigido por Agustín Santolaya. Fueron los primeros en valorar el viñedo viejo y comprar uva en función de su calidad, analizando los parámetros fundamentales (azúcar, acidez, polifenoles, sanidad…) pagando un precio impensable.

Introdujeron la madera en todas las fases del proceso de elaboración, con sus impresionantes tinas de roble para la fermentación. Y ...

Roda significó un hito en Rioja, un soplo fresco de innovación en el conservadurismo riojano, cuando en 1987 se estableció Mario Rotllant en el barrio de la Estación (Haro). Su proyecto vitivinícola se basó en un equipo excepcional dirigido por Agustín Santolaya. Fueron los primeros en valorar el viñedo viejo y comprar uva en función de su calidad, analizando los parámetros fundamentales (azúcar, acidez, polifenoles, sanidad…) pagando un precio impensable.

Introdujeron la madera en todas las fases del proceso de elaboración, con sus impresionantes tinas de roble para la fermentación. Y remataron con una apuesta pionera en I+D+i. El objetivo: hacer un vino excepcional. Y lo han conseguido con creces. Ahí están su Cirsión y su Roda I. Pero también son capaces de ofrecer un tinto asequible sin perder su marchamo de excelencia.

Este Sela 2015 tiene una soberbia nariz, fina, compleja y elegante, donde los aromas de crianza (especias frías, tostados, caco) encierran un paisaje olfativo de fruta roja y negra (mora, cereza, ciruela) madura pero fresca, encurtida con notas de sotobosque y plantas aromáticas, con un ajustado fondo de roble. De paladar poderoso pero muy vivo y agradable, que te llena la boca de sabrosa frutosidad riojana.