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20 hoteles rurales con chapuzón incluido

De Girona al Alentejo portugués, alojamientos de interior que invitan a mil y un baños este verano

La antigua era de la Masía Durbá, en la provincia de Castellón, es ahora una piscina panorámica integrada en el paisaje desde la que ver almendros, algarrobos y, con un poco de suerte, conejos y perdices. La edificación, del XVIII y epicentro de una finca rural de 23 hectáreas, se asienta sobre los vestigios de una villa romana, entre los parques naturales de las sierras del Espadán y Calderona, a escasos metros del río Palancia. El restaurante circunda el patio enclaustrado y sirve sabores de la tierra.
La piscina alargada y azul flanqueada por el solárium con tumbonas y sombrillas en colores crudos es una de las estampas icónicas y uno de los lugares favoritos de los huéspedes de Predi Son Jaumell , que se levanta en un tranquilo valle de la costa este de Mallorca, sobre una antigua 'possessió' mallorquina. Regala vistas al castillo medieval de Capdepera (del siglo XIV) y a un campo sembrado de almendros y algarrobos entre encinares centenarios, y el chef Andreu Genestra (una estrella Michelin) dirige su restaurante.
Pequeño hotel con encanto ubicado a las afueras de Cuacos de Yuste, en la comarca de La Vera (Cáceres), en una finca de cuatro hectáreas rodeada de un bosque de robles. Tiene seis habitaciones que miran a la sierra de Gredos. La piscina con jacuzzi, cascada relax, tumbonas y sombrillas es uno de los platos fuertes de las zonas exteriores de La Casona de Valfrío, que se completan con el patio con fuente, el porche, los jardines, las hamacas, la era, el estanque con zona chill-out, el restaurante Garden, la huerta ecológica o el gallinero.
“Imaginad que abrís un agujero en la roca orientado a las mejores vistas y lo cubrís con la piedra caliza de la zona, y lógicamente lo llenáis de agua. Y que hacéis llegar un césped intensamente verde hasta la orilla y que la propia naturaleza tiene, ya allí, un pequeño muro de piedra con musgo y una encina que os da sombra. Podéis llamarle piscina pero es algo más que eso”. Los propietarios del Hotel Consolación, en el municipio turolense de Monroyo, comarca del Matarraña, presentan su apuesta por un lujo singular. Habitaciones cúbicas, paredes de cristal, un edificio principal vanguardista codo con codo, y sin chirriar, con una ermita del siglo XVI.
El gran jardín con la piscina de verano es uno de los centros neurálgicos de esta réplica de pueblo alpujarreño llamada Alquería de Morayma, en la cara sur de Sierra Nevada. Las habitaciones y apartamentos son como pequeñas casitas, todas con su entrada independiente y directa desde la calle, formando un entramado de plazas, rincones y tinaos. Este complejo agroturístico distinguido con la Q de Calidad se enclava en una finca de 40 hectáreas con cultivos biológicos de almendros, viñas, higueras, olivos y frutales. Tiene granja con caballerizas, gallinero, palomar y huerto alrededor de la era.
Diecisiete habitaciones en un entorno agrícola y ganadero del sureste de la isla de Mallorca, a cinco kilómetros de Campos y a seis del puerto de Sa Rápita y la playa de Es Trenc, zona de protección natural. Es Lloquet es un hotel 'boutique' en estilo mallorquín clásico que incluye en sus instalaciones dos piscinas, cancha de tenis y pista de pádel. El paisaje que lo rodea es perfecto para caminar, montar en bici y realizar rutas a caballo.
Hotel rural para público adulto en busca de tranquilidad, en un edificio de piedra del XIX en plena Reserva Natural Garganta de los Infiernos, en el valle del Jerte. El Cerezal de los Sotos emerge entre cerezos, prados, arroyos, bosques y ríos. Dispone de siete habitaciones con grandes ventanales y techos abuhardillados de madera de castaño. Y una piscina exterior a tan solo 500 metros de la piscina natural El Nogalón.
Con 14 habitaciones y un pequeño restaurante entre los viñedos del valle del Salnés, en las Rías Baixas gallegas, la Quinta de San Amaro reta a sus huéspedes a contestar a la siguiente pregunta: “¿Cuál va a ser tu rincón preferido?”. Entre las posibles respuestas se encuentran la parra, la pradera, el hórreo, la pérgola y, por supuesto, la piscina al aire libre, rodeada de sombrillas y tumbonas, con vistas a la naturaleza. Propone talleres de cocina, masajes y diversas actividades de turismo experiencial para disfrutar de los alrededores.
El verano alpujarreño se contempla plácidamente desde la terraza del hotel Taray Botánico de Órgiva y sus espectaculares vistas a la sierra de Lujar y el valle del Guadalfeo; o desde la piscina descubierta que funciona de abril a octubre; o desde el comedor al aire libre. Es la oferta estival de este hotel con encanto orgulloso de su restaurante, Flor de Limonero, cuyo plato estrella es el lomo de bacalao con gulas y salsa romescu.
Mar de Fulles (Mar de Hojas) está tan integrado en su entorno, una extesión de 160.000 metros cuadrados de bosque centenario en la sierra del Espadán (Castellón), que cuando te alejas a 30 metros de distancia desaparece tragado por alcornoques y madroños. Este proyecto de turismo social y ecológico propone actividades de senderismo, espeleología, visitas culturales, taichi. Un baño viendo las montañas en su piscina sin cloro, noches estrelladas y un restaurante kilómetro 0 con productos de su propio huerto orgánico.
Esta antigua masía catalana del siglo XI reconvertida en hotel con encanto en la comarca del Solsonès, en Lleida, debe su nombre a una antigua estancia donde se trabajaba el hierro. Las 13 estancias actuales de La Vella Farga están decoradas con elegancia y al detalle: un cabecero barroco, muebles fabricados con antiguas vigas, un armario del siglo XVIII, camas con dosel... Restaurante de cocina catalana con productos de proximidad, bodega, y, de puertas para afuera, piscina exterior y terraza con mucho verde y buenas vistas al valle y a la montaña del Port del Comte.
Desde la recientemente inaugurada piscina exterior de la Masía La Mota se disfrutan de unas magníficas vistas a los alrededores de este hotel con encanto ubicado entre los parques naturales de Font Roja (uno de los espacios naturales mejor conservados de la Comunidad Valenciana) y de la Sierra Mariola. Esta vieja casona de campo ofrece 10 habitaciones dobles decoradas de manera personalizada, un patio cerrado con mesitas y flores en el antiguo corral, y jardines donde especies autóctonas conviven con plantas y florales traídas de fuera.
Hotel rural de lujo situado en Candeleda, en el valle del Tiétar (vertiente sur de la sierra de Gredos), debe su nombre a la diosa vetona del agua y de los ríos: Nabia. A esta deidad honra en particular la piscina, espectacular, con unas preciosas vistas al valle. El Nabia solo admite niños a partir de los 14 años. Invita a realizar rutas ornitológicas, botánicas y de montañismo por la zona, y piragüismo por el río Tiétar y el embalse del Rosarito. Aunque una buena opción, la mejor para muchos huéspedes, es simplemente no hacer nada.
El hotel La Vida de Antes es una típica casa manchega del XIX que se ha propuesto recrear la vida de antaño. Por ejemplo, con la galería acristalada con la reja antigua a la que dan las habitaciones o su apuesta por la gastronomía tradicional (pero en evolución y fusionada con otras culturas gastronómicas), rica en gachas, migas y azafrán... Aquí lo suyo es llamar alberca a la piscina. Aunque la nomenclatura es lo de menos: lo importante es cómo refresca en lo más duro del verano.
Acogedor complejo agroturístico con vocación ecológica a los pies de la sierra del Benicadell, frontera natural entre Valencia y Alicante. Granja San Miguel ofrece siete habitaciones, una junior suite y dos casas de alquiler completo, además de spa, instalaciones ecuestres, una pequeña granja con animales de corral, restaurante, y el Honesty Bar, en el que los huéspedes ejercen de barman y apuntan sus consumiciones. Y, por supuesto, la piscina al aire libre, con solárium.
La piscina de agua salada presidida por un busto clásico, el jardín de rosas y plantas aromáticas, un comedor de verano a la sombra de una pérgola con glicina, un mobiliario único procedente de anticuarios... El ambiente refinado que se respira en L´Hort De Sant Cebriá, en el corazón del Ampurdán, puede hacer olvidar a sus huéspedes que se alojan en un antiguo cuartel de la Guardia Civil. Sus propietarios la describen como “casa rural con encanto”, relajante, tranquila, entre manzanos, girasoles y olivos. Solo admiten a familias con niños mayores de 12 años.
Diseño entre un mar de olivos a los pies de los Montes de Toledo. Así se presenta el Hotel Villa Nazules Hípica Spa, un cuatro estrellas con el Club Hípico San José, para los interesados en el mundo del caballo, y el Centro Wellness-Spa Agua & Luz, con jacuzzi y una amplia gama de masajes y tratamientos. Las piscinas exteriores, la pista de tenis y de padel, la mesa de pin pon y el gimnasio completan la oferta activa del establecimiento. De puertas para afuera, senderismo, bicicleta de montaña. Y Toledo a 10 minutos en coche.
Esta mansión del siglo XVIII totalmente rehabilitada se encuentra en la serranía de Cuenca, a los pies de la villa de Moya, una ciudad medieval en ruinas declarada Conjunto Histórico-Artístico. Mientras el continente de Tierras de Moya se define por techos altos y muros de piedra, apelando a la tradición, su contenido es de rabiosa modernidad: 'spa' (con mini-piscina de hidromasaje, sauna finlandesa y cabina de vapor-hidromasaje), sala de proyecciones con home cinema y una piscina al aire libre en el jardín. Acoge también reuniones de empresa, convenciones y eventos varios.
Durante julio y agosto, Mas Albereda Hotel Gastronòmic ofrece cenas a la fresca con música en directo. Un atractivo más que viene a sumarse a los encantos estivales de este hotelito en Sant Julià de Vilatorta, entre el Pirineo catalán y el Montseny, en el corazón de la Plana de Vic. Terrazas, jardín y una pequeña piscina interior con surtidor de agua, una temperatura constante de 28 grados y servicio de toallas de libre uso. Las grandes cristaleras se pueden abrir para tomar el sol en el exterior.