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Secretos viajeros en el sur de Portugal

Rutas senderistas sobre acantilados, playas fabulosas y ecovías para ciclistas alternan con pucheros serranos y cataplanas de pescado en el Algarve más desconocido

Las orillas del río Guadiana tienen aires de frontera y sólidas fortalezas. Pero también encontramos sencillos puertos de pescadores, buena cocina, miles de aves para los aficionados a la ornitología en la reserva natural do Sapal de Castro y hasta una curiosa playa en el pueblo de Alcoutim (en la foto).Therin-Weise/Corbis
Aunque está a un paso desde la costa, en esta región de pueblecitos al norte de Loulé se apreciará, mejor que en la costa, el sabor tradicional del sur portugués. Campos de alcornoques, huertos y matorrales en un territorio idóneo para hacer excursiones y la observación de aves.coquijac/flickr
Con su tradición conservera, es normal que la sencilla Portimao sea uno de los mejores lugares del Algarve para comer marisco. A dieciséis kilómetros al suroeste de Silves, la segunda ciudad más grande del Algarve cuenta también con playas fabulosas, como Praia da Rocha (en la foto), y hasta un arrecife artificial, único en el mundo, cuatro barcos de la Armada portuguesa y diseñado especialmente para submarinistas.Frank Lukasseck/Corbis
En realidad, este pueblecito adoquinado frente al océano no es ningún secreto, pero la visita a Cacela Velha resulta irrenunciable por su belleza. Un conglomerado de casitas encaladas rematadas con llamativos bordes que cuenta con una fortaleza minúscula, entre naranjos, olivos y coloridos jardines. Está 14 kilómetros al este de Tavira.Helio Ramos
Faro es la puerta de entrada al Algarve, pero más allá del aeropuerto y su enorme desarrollo turístico, hay que fijarse con cariño en su pequeño casco antiguo (en la foto). Los turistas van a la Sé (la catedral), visitan el cercao pueblo de Olhao o se adentran en el parque natural de la Ría Formosa, pero merece la pena pasarse por el mercado de Faro, perfecto para comprar alimentos frescos, sentarse en una terraza con un café o almorzar a gusto.Werner Dieterich/Corbis
La villa de pescadores de Santa Luzía es, prácticamente, un barrio más de Tavira, pero invita igualmente a un paseo para empaparse de la vida típica del Algarve. Ubicado frenre al canal que separa la Ilha de Tavira del continente, es famosa por su polvo (pulpo), que se puede probar en los restaurantes de la calle principal.PunkToad/flickr
El Algarve invita a experiencias distintas. Por ejemplo, en Sao Brás de Alportel, a 12 kilómetros al este de Loulé, zona de gran actividad comercial en el siglo XIX gracias al corcho. Actualmente, un circuito guiado permite visitar una fábrica tradicional y grandes almacenes de corcho, con explicaciones sobre esta actividad tradicional. Y como remate, el Museu Etnográfico do Trajo Algarvio, fascinante centro dedicado a las costumbres locales en la antigua mansión de un magnate.algarverotas.com
Como un oasis en medio de la turística Tavira, la Tasca do Zé André es un local minúsculo pero auténtico, con un patrón muy cordial y antiguas botellas de licor tras la barra. Es estupendo para tomarse una cerveza Imperial de barril helada o un café, pero también sirve ensaladas, tostadas y buenas tapas.Roger S 09/flickr
Lagos es uno de los centros turísticos de Algarve. Situado en una gran bahía, es el punto de partida de cruceros para observar aves, pescar o avistar delfines. También se puede quemar adrenalina practicando remo en kayak, submarinismo, surf, windsurf, kitesurf o paddle surf.Nick Upton/Corbis
Sagres, zona muy popular para el surf, es también muy visitada por viajeros que quieren contemplar los acantilados del Cabo de Sao Vicente y la fortaleza donde se supone que el príncipe Enrique el Navegante estableció su escuela de navegación y desde la que zarparon los primeros exploradores portugueses. Se pueden visitar en un paseo circular (en la foto) en bicicleta o a pie.Philippe TURPIN/Corbis
Además de por sus picos y rutas senderistas, la sierra de Monchique es conocida desde la antigüedad por sus aguas termales y el Balneario de Caldas de Monchique (en la foto) parece anclado todavía en el siglo XIX, cuando recibía pacientes desde todas las partes del país para recibir algún tratamiento para mejorar los problemas de las vías respiratorias.
La costa este del Algarve, entre Faro y Tavira, dibuja un paisaje fascinante, entre islas, estuarios, espléndidas playas y marismas pobladas por aves y moluscos. Se pueden disfrutar, bien en rutas de kayak, bien con excursiones a pie la naturaleza del parque natural da Ría Formosa, así como dos lugares únicos: la Praia do Barril, en la alargada Ilha de Tavira (en la foto), y la Ilha da Armona, con calas de arena desiertas.Philippe TURPIN/Corbis
La costa oeste del Algarve, con sus acantilados y playas vírgenes, se puede descubrir a pie siguiendo la Ruta Vicentina, una amplia red de senderos (suma 340 kilómetros) que sigue el escarpado litoral occidental. Parte de Santiago do Cacém, en el Alentejo, y acaba en Sagres, ya en el Algarve, dentro del GR11.Helio Ramos
Playas amplias y buenos rompientes (sobre arena y sobre roca) hacen de Sagres un destino habitual entre los amantes del surf. El poderoso Atlántico regala olas enormes, el clima es amable y las playas tienen diferentes orientaciones en pocos kilómetros de distancia (como la de Beliche, en la foto), por lo que resulta fácil moverse para encontrar las mejores series.Michael Reusse/Corbis