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De paseo por Rabat

De la playa de Harhoura a las callejas de la kasbah de los Udaya, un recorrido tranquilo y observador por la ciudad marroquí

Hay quien dice que las callejas de la kasbah de los Udaya, situada sobre un promontorio que domina el río y la ciudad de Rabat, parecen un pueblo andaluz. La estampa es casi idéntica y la explica el origen andalusí de la mayoría de las poblaciones andaluzas. Esta alcazaba fue creada por una dinastía que compartió Marruecos y España, la almohade, y desde entonces permanece habitada. Sus paredes encaladas y pintadas de añil acogen una vida tranquila y sosegada.I. Eléxpuru
En la plaza del Semaphore, en plena kasbah, la alcazaba fortificada de los Udaya, se divisa una de las mejores panorámicas que existen de Rabat. Desde aquí se contempla el océano en toda su majestuosidad y, junto a él, la desembocadura del río Buregreg, que separa la capital marroquí con la vecina Salé.I. Eléxpuru
El litoral que bordea Rabat y Salé es, por lo general, rocoso y ambas ciudades viven de espaldas al mar. Esto es así porque los ataques de los corsarios hornacheros provenientes de Badajoz obligaron a la población a retraerse hacia el interior y protegerse mediante murallas. Hoy, sin embargo, cada vez son más quienes aprovechan cualquier hueco para recrearse frente al océano, también junto a sus perros.I. Eléxpuru
Los cementerios son una de las más bellas expresiones de la cotidianeidad en la ciudad de Salé, en los que la muerte convive con naturalidad y sin pompa con la naturaleza y con la vida.I. Eléxpuru
La explanada de Hassan se convierte cada fin de semana en un lugar de encuentro para turistas y familias con ganas de pasear. Entre los pilares que pertenecieron a la antigua e inconclusa mezquita mayor almohade, y bajo la vigilancia del mausoleo de Mohammed V (en la foto), se dan cita madres deseosas de ver a sus hijos explayarse y corretear a su antojo.I. Eléxpuru
La familia Hassouni es la encargada desde el siglo XVIII de perpetuar la tradición de la fiesta del Mawlid en la ciudad de Salé. Esta fiesta religiosa conmemora el nacimiento del Profeta del Islam, una celebración que sin embargo no está bien vista por una parte del mundo musulmán, dominada por la visión rigorista wahabí. En la fotografía se los ve preparando los estandartes cubiertos de cirios que pasearan las distintas cofradías, para acabar siendo colgados en el santuario de Sidi Abdallah.I. Eléxpuru
El zoo es una de las atracciones de nueva factura de Rabat y acoge exclusivamente fauna africana en instalaciones que no dan la sensación de aislamiento respecto a los animales. Un espacio moderno y de interesante valor científico, gracias a sus programas de reproducción en cautividad de especies amenazadas.I. Eléxpuru
Esta mujer tradicional parece abducida o, cuanto menos, maravillada ante la visión del océano Atlántico en plena luz de atardecer, parece querer atrapar la mar con su mano desde la distancia, Se trata de la playa de Rabat en un día festivo cualquiera fuera de temporada.I. Eléxpuru
Esta residencia privada en plena medina descubre uno de los mayores, si no el mayor, y más antiguos palacios de Rabat y Salé. Datado en el siglo XVIII, la proporción del patio y los salones de la planta baja es enorme. La decoración, en el más puro estilo magrebí-andalusí, con azulejos alicatados, paredes cubiertas de estucados con motivos vegetales y enormes artesonados de madera de cedro ricamente ornamentados, hacen de esta casa un lugar idílico (y secreto).I. Eléxpuru
La desembocadura del río Buregreg fue ocupada en el siglo XVII por la república del Buregreg, gobernada por los moriscos procedentes de la sierra de Hornachos, en Badajoz, dedicados al corso. Hoy, tras una rigurosa y muy acertada rehabilitación de la ría Rabat-Salé, se han vuelto a recuperar actividades tradicionales como los paseos en barca, a cargo de los barqueros de toda la vida, que cruzan a remo.I. Eléxpuru