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20 experiencias neozelandesas

De rutas de bushwalking a un partido de los All Blacks, planes para recorrer el país austral

El puerto de la principal ciudad neozelandesa está lleno de barcos de recreo pero también de delfines y ballenas. La isla de Rangitoto es un símbolo y su cono volcánico, casi perfecto, pone un fotogénico telón de fondo. Para escapar del bullicio de Auckland, nada como la cercana Waiheke, con sus preciosas playas, bodegas famosas y grandes restaurantes, o Browns Island (en la imagen). Los multimillonarios se mezclan con los 'hippies' y los artistas bohemios que le dieron su fama de enclave ecologista.Mark Meredith
Auckland, pese a ser la ciudad más grande del país, no es una metrópoli al uso. Su oferta gastronómica, musical y de ocio distingue a esta urbe multicultural del Pacífico, considerada como una de las ciudades más habitables del mundo. El emplazamiento es perfecto: al resguardo de dos puertos y levantada sobre volcanes extintos. Es verdad que no ofrece las emociones de ciudades como Nueva York o Londres, pero a cambio tiene unas bonitas playas, está rodeada de viñedos y no faltan buenos restaurantes, galerías de arte y muchas propuestas culturales.Scott E. Barbour
Es una de las capitales mas pequeñas del mundo. Canalla, sociable, multicolor, inesperada y transgesora (en la foto el pub 'art decó' The Waterloo, en el 'downtown'), presume de ofrecer un excelente café express, un panorama artístico y musical envidiable y más restaurantes por habitante que Nueva York. Tampoco hay que perderse las cervecerías artesanas, que se han puesto de moda, y los muchos museos, teatros, galerías y tiendas. Hay varios miradores para tomar vistas panorámicas de la ciudad y, sobre todo, un pequeño funicular rojo que nos lleva al jardín botánico y al Observatorio Carter.Oliver Strewe
Con aguas de color turquesa que lamen ensenadas de postal, la Bahía de las Islas es una de esas imágenes que se tienen de Nueva Zelanda antes incluso de visitar el país. Son más de 150 islas con infinitas posibilidades, como ver a los delfines jugueteando en la proa de las embarcaciones o a las orcas acercándose al viajero. Para los buceadores, en el fondo del mar espera un rico fondo subtropical y pecios interesantes incluyendo el Rainbow Warrior.Steve Clancy
Los maoríes, con su fino olfato para el marisco, fueron los primeros en poblar Kaikoura (que significa comer cangrejo). En la actualidad es el mejor rincón del país para convivir con las especies marinas. Además de degustar exquisistas langostas, en este lugar podemos pescar, observar ballenas, nadar con focas y delfines o avistar algunas de las muchas aves -como los albatros- que revolotean por la costa. Pocos lugares en el mundo albergan tal variedad de fauna tan fácil de contemplar.Doug Pearson
Los glaciares Franz Josef y Fox son extraordinarios por su volumen de hielo y su proximidad, tanto a los picos más elevados de los Alpes Neozelandeses como al mar de Tasmania. Se pueden dar cortos paseos hacia sus paredes o emprender una excursión por el hielo. La culminación es un vuelo panorámico que, además, brinda magníficas vistas del monte, el bosque de Estland y un océano infinito. Puestos a escoger, el Franz Josef es más impresionante, pero el de Fox (en la foto) es más pequeño y tranquilo, y el pueblo, más rural y abierto.Michael Runkel/Robert Harding
Lo primero que se nota en el cálido enclave geotermal de Rotorua es el olor a azufre. Los volcanes de la Isla del Norte son un paisaje único, con sus explosivos géoseres, el barro burbujeante, grietas humeantes e hirvientes pozas de aguas ricas en minerales. Los maoríes veneraban este lugar y todavía conforman el 35% de la población local. Sus espectáculos culturales atraen tanto turismo como el propio paisaje.Deddeda
Da un cierto respeto descender por las cuevas de Waitomo, un asombroso sistema de galerías, cañones y ríos subterráneos que perforan las paredes calizas del norte del King Country. Hay más de 300 cuevas localizadas en la zona y las tres principales (Glowworm, Ruakuri y Aranui) llevan más de un siglo recibiendo visitantes. Se puede hacer rafting en la oscuridad, rápel subterráneo o simplemente contemplar miles de estalagmitas y estalactitas. En la superficie, el municipio de Waitomo es un curioso cúmulo de negocios: una cervecería artesanal, un café y varios alojamientos aceptables. Pero ¡la fiesta está abajo!Lisa Wiltse
Es el centro de la Isla del Norte el Tongariro National Park presenta un paisaje casi extraterrestre: un desierto alpino horadado por tres humeantes volcanes. La Tongariro Alpine Crossing está considerada por muchos como la mejor excursión de un día en Nueva Zelanda. Sin duda es la más multitudinaria, pues la realizan al año entre 60.000 y 70.000 senderistas. Y no es de extrañar porque muy pocas excursiones permite contemplar, en una sola jornada, cráteres, lagos de vistosos colores, formaciones rocosas peculiares, canchales imposibles y amplias vistas a la vasta Meseta Central.Robert Harding
El rugby es el deporte (y la obsesión) nacional. Los All Blacks, la selección neozelandesa, son verdaderos dioses y es más que recomendable asistir a un partido. Si no se puede, basta con visitar el New Zealand Rugby Museum, en Palmerston North, o sumarse a los gritos de los parroquianos en algún pub de pueblo. Son famosas en todo el mundo su haka, la danza guerrera con las que comienzan cada partido en la más pura tradición maorí.Manuel Blondeau
El parque nacional de Abel Tasman es uno de los lugares más bellos de las islas, de esos que nos asegurará un reportaje fotográfico para ser la envidia de todos. Aquí la naturaleza seduce a base de verdes montes rodeados de calas de arena dorada lamidas por un mar de aguas cristalinas. Este parque costero comprende el extremo de un macizo de montañas al norte de la Isla Sur y está surcado por senderos, entre ellos la popular ruta Abel Tasman Coast Track (en la foto): 51 kilómetros de mar, arenas doradas, bosques costeros y sorpresas ocultas, como la Cleopatra’s Pool. Conviene reservar con mucho tiempo los alojamientos de la ruta y los pases anuales, pues son limitados.Anna Gorin
Las referencias maorís están por toda la isla e incluso en la actual cultura neozelandesa. Para aproximarnos a lo maorí hay muchas opciones: participar en una 'haka' (danza de guerra), en un tradicional 'hangi' (banquete maorí), asistir a un espectáculo de danza, leyendas, arte o artesanía, chapurrear el maorí o tallarse un colgante de hueso o 'pounamu' (jade). Los museos de las grandes ciudades y los pueblos rebosan de artefactos maoríes y objetos históricos, aunque esta cultura sigue muy viva.Paul Chinn
La mera contemplación de estos animales en la Península de Otago nos demuestra que hay mucho más que paisajes alpinos y lacustres. La península tiene la fauna más accesible en toda la Isla del Sur: albatros, pingüinos, lobos marinos y leones marinos como platos fuertes, junto con un paisaje accidentado, caminatas por la naturaleza, playas y enclaves históricos. Pese a la presencia de turistas, la zona conserva su aire rural. En Taiaroa (en la imagen) vive, además, la única colonia de albatros reales en tierra firme del mundo.Richard Cummins
El Heaphy Track es un recorrido de entre 4 y 6 días de duración adorado por excursionitas y ciclistas de montaña, una autentica joya senderista del parque nacional de Kahurangi, la fabulosa extensión natural que se expande por la esquina noroeste de la isla del Sur. Entre sus maravillas destacan las místicas colinas Gouland Downs y la surrealista costa de palmeras nikau. El sendero es una de las rutas más populares del país, y aunque es bastante larga, también es la de menor dificultad del parque.Doug Pearson
El ramal ferroviario de Otago Central, que va desde Dunedin hasta Clyde, unió los pequeños pueblos mineros con la gran ciudad desde principios del siglo XX hasta la década de 1990. Cuando se cerró al tráfico ferroviario, se convirtió en un vía verde por la que ahora transitan cómodamente ciclistas, caminantes y jinetes. A lo largo del camino hay baños, refugios e información, además de un paisaje asombroso. Este sendero señalizado nos llevará hasta las localidades de Clyde y Naseby, en la Isla del sur. El premio final pueden ser unas mercidísimas cervezas en relajados pubs rurales o un almuerzo en un restaurante de lujo en las bodegas de Banockburn. Se tarda unos 4 o 5 días en recorrerlo en bicicleta (una semana a pie), pero se puede hacer por tramos.Matthew Micah Wright
En Nueva Zelanda hay montañas inmensas, con niveles óptimos de nieve durante el invierno austral (de junio a octubre). Casi todas las estaciones famosas están en la Isla del Sur, como la moderna zona de Queenstown o la más 'hippie' de Wanaka, donde quedan muy a mano las emblemáticas pistas de Coronet Peak (en la foto), The Remarkables y Treble Cone. Además hay parques de nieve enfocados al snowboard y al esquí de fondo. En la Isla del Norte se puede descender un volcán con esquís, el Ruapehu.Miz Watanabe
La primera visión del fiordo de Milford impresiona. Los escarpados acantilados rocosos emergen de unas aguas tranquilas y oscuras, con bosques aferrados a las laderas que a veces se desprenden y provocan avalanchas de árboles en el agua. En un día despejado y soleado podremos ver un magnífico 'collage' de cascadas, acantilados verdes, picos y aguas oscuras, aunque lo más normal es encontrarnos con la clásica combinación de bruma y llovizna de Fiordland. En cualquier caso, si lo recorremos en kayak podremos navegar fácilmente junto a focas y delfines. El fiordo recibe casi medio millón de visitantes al año, pero el paisaje es tan inmenso que no importa.Doug Pearson
Esta pequeña ciudad del sur es la cuna del puenting y de otras muchas propuestas, a cada cual más loca, para soltar adrenalina en plena naturaleza. Con el magnífico fondo de las montañas Remarkables, se pueden pasar varios días con los esquís puestos, caminando o con la bicicleta de montaña, para luego tomarse una noche de descanso y salir de fiesta, y al día siguiente retomar con el ala delta, descensos de rafting, travesías en kayak... En esta zona hay, además, dos lugares que ver: Wanaka, que es como la prima discreta de Queenstown, con unas sublimes vistas al lago, y la histórica Arrowtown, una antigua localidad de la fiebre del oro donde todavía podemos probar suerte a encontrar alguna pepita en el río.Tim Clayton
El TranzAlpine (www.kiwirailscenic.co.nz), con sus túneles y viaductos, es uno de los recorridos en tren más espectaculares del mundo. Nos llevará desde el Océano Pacífico hasta el Mar de Tasmania en menos de 5 horas. Por el camino nos esperan las llanuras de Canterbury, los Alpes Neozelandeses, el Arthurs’s Pass y el tranquilo descenso final hasta la tranquila Greymouth.www.kiwirailscenic.co.nz
Delfines y pingüinos habitan estas aguas tan cristalinas que invitan a navegar. Aquí se puede salir de excursión o en kayak durante el día por parajes nunca vistos y, de noche, relajarse en bistrós y acogedores B&B (aloajmiento y desyuno). La península de Banks tiene un curiosa forma de rueda dentada, cuyo centro principal es Akaroa, primer asentamiento francés del país. Merece la pena explorar las pequeñas bahías que rodean la península o apuntarse a alguno de los cruceros que zarpan desde Akaroa para observar pingüinos azules, orcas, focas… Tal vez podamos ver algún delfín de cabeza blanca, uno de los más raros del mundo y endémico de Nueva Zelanda. Más información en la nueva guía Lonely Planet de Nueva Zelanda (enero 2015) y en www.lonelyplanet.esMichael Runkel/Robert Harding