15 fotos

Beber con los ojos

Pictóricas, originales, transgresoras o simplemente bellas. Las etiquetas de vino más artísticas

La idea de encargar el diseño de la botella a un artista caló y después de la Segunda Guerra Mundial se repitió cada año. En 1988 el artista elegido fue Keith Harring que también realizó una versión satírica del baile de los machos cabríos.
En 2006 Lucien Freud, lejos del atormentado estilo de sus retratos diseñó para Mouton Rothschild una etiqueta feliz en la que la viña aparece dibujada como una palmera, y el amante del vino es una simpática cebra.
En Vega Sicilia la tradición dicta que el presidente de la bodega compre cada año un cuadro de un pintor español para reproducirlo en la etiqueta de los Magnum Único. La colección de lienzos decora las paredes del palacete de Vega Sicilia. En 1986, la obra fue 'Collage 1956', del pintor abstracto Esteban Vicente.
Miquel Barceló pone cada año "rostro" a Son Negre, un sofisticado tinto elaborado en Ánima Negra, una pequeña bodega de Felanitx, la localidad donde nació el pintor.
Antonio Saura, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies o Eduardo Arroyo han colaborado con Enate en el diseño de sus reservas especiales. El autor de la etiqueta de 2005 fue Rafael Canogar, fundador del Grupo El Paso. "Es bonito que el vino, tan importante en nuestra vida, tenga la marca del arte", ha dicho el artista. "Es un acompañamiento ideal".
La revista 'Matador' se publica cada año acompañada de un vino de autor, por dentro y por fuera, ya que el contenido de cada botella está elaborado por un enólogo invitado y su etiqueta decorada por un artista. Entre ellos (de izquierda a derecha), Cristina Iglesias, Roni Horn, Carsten Höller o Miquel Barceló.
Para celebrar el décimo aniversario del museo Chillida Leku se elaboró una edición especial de Ysios, "un coupage muy especial que evoca el alma de Eduardo Chillida y sorprende por su intensidad aromática”, según la bodega. La etiqueta era una reproducción a escala de la obra gráfica 'Zapatu-Prensar', realizada en 1972. A la izquierda, la obra 'Elogio del agua'.
Desde 2006 las bodegas Fariña convocan un concurso de pintura abstracta para “vestir” su botella de Primero, su vino de maceración carbónica. El premio, 3.000 euros y la reproducción del cuadro en 150.000 etiquetas en una añada que se vende en toda España y se exporta a Europa, EEUU y Japón.
El diseñador valenciano Javier Mariscal ha decorado cuatro botellas del cava 'Mediterrania' de Codorníu con un colorista envoltorio.
L’Equilibrista es un proyecto de la bodega Ca n’Estruc en el que el pintor Mario Soria ha dibujado unos mares de frutas (cítricos para el blanco, frutos rojos y negros para el tinto) sobre los que bailan sus equilibristas.
El dibujante gallego Miguelanxo Prado, Premio Nacional de Cómic 2013, es el autor de la ilustración del vino de Rueda El perro verde.
La etiqueta del tinto Gallinas & Focas (así como su divertido nombre) es fruto de la colaboración de la bodega mallorquina 4 kilos con la organización Amadip.esment, volcada en el trabajo con personas discapacitadas.
La etiqueta del vino Punt i apart es un ingenioso zoótropo. Al girar la botella sobre sí misma sus protagonistas (un burro, un barril con patas, una mujer o un pájaro dependiendo de la añada) saltan, corren, bailan o vuelan. No en vano el hermano del dueño de la bodega La Vinyeta, Lluís Serra Pla, es diseñador gráfico (aquí ha colaborado con la ilustradora Marta Altés).
Una bodega, Coca i Fitó, un estudio de diseño, Atipus, y un ilustrador, Oriol Malet, han creado juntos varias etiquetas tan originales como esta del tinto Aloja.
El año pasado, cuando The Times celebró una visita privada a la exposición de Roy Lichtenstein en la Tate Modern de Londres los invitados tomaron Crash de la bodega Pago los Balancines. Un transgresor diseño pop del ilustrador Alvaro Ortega y la agencia No Line. Su lema: “Crash es un vino muy serio. Diviértete con él”.