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El intento del golpe de Estado del 23-F visto por los niños

El 10 de mayo de 1981 EL PAÍS publicaba un reportaje sobre cómo niños y adolescentes habían vivido el asalto del teniente coronel Antonio Tejero al Congreso y el miedo y el nerviosismo de sus familias pegadas al transistor. Con motivo del 40º aniversario de la intentona golpista, recuperamos aquel reportaje de Sara Cormenzana

Pablo, 13 años: “Sonó el timbre de la puerta, tardó unos momentos en abrirse, así que decidí insistir. Rápidamente me abrió mi padre, con cigarrillo en la mano, y con un nerviosismo que me asustó: '¡Han entrado! ¡Han entrado!', y volvió rápidamente al salón. Mi primera impresión fue que creí que habían entrado en casa robando cosas, pero al llegar al salón vi a mi padre con la radio”. “Veía que los hechos se sucedían casi de igual manera que en el principio de una guerra en la que morirían medio millón de españoles”. Pablo, 11 años: “Yo estaba leyendo y tenía la radio puesta y estaban poniendo una música. De repente, se cortó la música y se oyeron disparos. En eso, mi madre, que tenía un vaso de agua en la mano, ¡cris!, se le cayó”.
Diego, 13 años “Estaba en la peluquería, cortándome el pelo, cuando oí comentar a una peluquera que había oído por la radio que habían asaltado el palacio de Congresos unos que iban de guardia civil. (…) Llegamos a casa y mi padre comentó la noticia con su habitual serenidad. Tenía puesta la SER y empezaban a dar avances informativos. Mi madre comenzó a dar bufidos, como hace siempre que está preocupada. Yo, con cierta gana de parecer más responsable de lo que soy, me fingí más preocupado de lo que estaba realmente y cuando mi madre le pidió una tila a mi padre, yo me apunté a la ronda”. “Me di cuenta de que, aunque hubiera querido, no habría podido limpiar mi cuarto, cuadernos de colegio, etcétera, de pegatinas, posters y banderas de izquierdas. Pensé que a lo mejor yo podría ser el nuevo Ana Frank y me vi en su misma situación”. “Mi madre insistió en que nos fuéramos a casa de mi abuelo, por si pasaba algo, y sin decirnos nada, cogió los pasaportes, por si acaso. Nos fuimos a la casa de mi abuelo, donde íbamos a pasar la noche”.
Diana, 15 años: “Luego fui teniendo más miedo todavía, porque vinieron algunas vecinas y empezaron a contarme cosas de la guerra que me ponían los pelos de punta”. Maite, ocho años: “Cuando supe que hubo un asalto al Congreso creía que acabaría el mundo y con esto estaba alerta a ver si acababa”. Eva María, ocho años: “En ese momento pensé que había una guerra y que se acababa el mundo”. Belén, 13 años: “Las radios de mi casa estaban encendidas, todos con los huevos en la garganta, cuando de pronto en la radio suena música militar. Ahí sí que nos pasaron de la garganta”. “Todo el mundo se encerraba en sus casas. La gente tenía miedo. Yo también”. Carmen, 14 años: “En el momento que llegaba sonaba el teléfono. Era mi tía avisándonos del suceso. La verdad es que yo no tengo experiencia en estos casos y me puse a llorar”.
Almudena, 10 años: “El coronel Tejero ha entrado en el Congreso con guardias civiles. ¡Qué guarro el tío!... ¡Odio a Tejero! Antonio, 13 años: “Si llega a triunfar Tejero, habría proclamado una nueva dictadura militar y a nosotros, pobres estudiantes, nos quitarían todas las libertades de expresión que ahora, más o menos, poseemos”. Bárbara, ocho años: “Pues yo creí que iba a haber una guerra entre los civiles y nosotros”. “El teniente coronel Tejero casi se queda como presidente: menos mal que le han metido en la cárcel”.
Belén, ocho años: “Yo pensaba en que iba a haber guerra, pero no hubo”. José Luis, 13 años:“Muchas veces me había imaginado un nuevo alzamiento militar semejante al del 1936, pero nunca pensé en serio que sería una realidad. Pensé qué sería de mí y de mi familia en caso de un Gobierno militar. Me veía, con cinco años más, vestido de soldado, luchando en el frente”. Sonia, siete años: “Vi la tele y lo que echaron y me puse a llorar; pensé que podía esconderme en el armario”.
Guillermo, 10 años: “Mis primeros sentimientos fueron de mucho miedo… Mis segundos sentimientos fueron de cargarme a Tejero”. Macarena, siete años: “Pues yo creí que iba a ser una guerra entre los guardias civiles y el Gobierno”. “Cuando dieron el golpe de Estado sentí mucho miedo y temor creyendo que me iban a matar”. Mariana, 14 años: “Teníamos las dos cosas prendidas, la radio y la tele”. “Encendí la radio. Estaba muy nerviosa. Lo único que decían por la radio era tranquilidad, que no pasaba nada. A mí casi se me saltan las lágrimas”.
Juan, 13 años: “Pensaba que iba a acabar esta pequeña libertad y ya no podría volver a discutir con mis amigos”. Juan, 14 años: “Al ver a las clientas que hablaban hasta de una guerra civil, sentía dentro de mí un gran temor. Pensaba en que podía ser movilizada gente de corta edad, incluso yo”. Mar, 13 años: “También me entró miedo cuando pasé por El Goloso y vi todos los tanques fuera”. Idoia, 11 años: “Iba yo a la librería, cuando una señora me dijo que fuera a casa corriendo, sin darme más explicaciones. Fui a casa y vi que mi madre no estaba. Puse la radio y había marchas militares. Entonces puse la radio en otra emisora y dijeron lo que ustedes ya saben”.
Mario, 13 años: “Más tarde me enteré de que habían sido guardias civiles, y, poco a poco, empezó a entrarme miedo de que pasara lo que había pasado hace 40 años. Pensé que la democracia se había ido al carajo”. Esther, 10 años: “En las noticias de televisión, de muy tarde, salían hablando dos personas. Cuando nos contaban las cosas ocurridas, lo decían como asustadas, como si algún militar les estuviera apuntando con una pistola, por si acaso decían algo no normal”. Raúl, 14 años: “Puse la radio y fue entonces cuando empecé a coger un punto la onda de lo que pasaba... Aquel día me pegué a la radio, no hice los deberes y me acosté con la radio hasta quedarme dormido con la radio encendida”.
Cristina, ocho años: “Espero que si hay otro golpe sea también igual de corto que el que ha pasado”. “La Guardia Civil es la mejor guardia, pero tuvieron que obedecer las órdenes del teniente coronel Tejero”. “Cuando la noche antes me acosté, estaba creyendo que alguien vendría a mi casa y nos haría algo malo”. Susana, 14 años: “Mi madre estaba con la radio muy alta, y al entrar me dijo: '¡Calla, no digas nada, que ha habido un golpe de Estado!”. “Veía que los hechos se sucedían casi de igual manera que en el principio de una guerra en la que morirían medio millón de españoles”.
Camila, 10 años: “No sabía en qué iba a terminar ese lío, pero lo que yo sí sabía es que si había un golpe verdadero no podríamos salir de casa”. “Cuando nos enteramos de que ya se iban rindiendo los civiles, nos pusimos muy contentos”. Marce, 14 años: “Estaba mi madre con la radio puesta y la televisión, aunque sin voz, y muy nerviosa”. Rocío, 10 años:“Mi primo me dijo, para meterme miedo, que igual que en China, ametrallarían a todo el que estuviera en la calle después de las ocho. Yo le dije a mi hermana: '¡Papá trabaja hasta las nueve'!'. Ya me imaginaba a los tanques subiendo por [la calle] Capitán Haya”.
Ana, 10 años: “Me sentí muy feliz y como si hubiera intervenido en el rescate de los diputados”. “Me sentí muy rara y me entraban ganas de decirle palabrotas a Tejero”. Ana María, 10 años: “Nos pusimos a desayunar tranquilamente, aunque mi padre y mi madre tenían unas ojeras de muerte”. Isabel, 11 años: “Cuando se dijo que había fracasado el golpe nos pusimos muy contentos”. “Pensamos que a Tejero le faltaba algo de la cabeza”. Pablo, 13 años: “Nunca olvidaré el respiro, y a la vez gusto, que me dio la noticia de la liberación de los diputados y el fin de una noche de horror y amargura”.