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Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una idea que multiplica una casa

En Ecuador, una casa sencilla ventilada, protegida y convertida en un trabajo de Op Art gracias al uso de bloques blancos

Vivienda proyectada por el estudio Natura Futura en Babahoyo (Ecuador). José Gómez

El patio es el corazón de esta vivienda insertada en la trama urbana de Babahoyo (Ecuador). En torno a ese espacio descubierto se organizan cinco estancias y un segundo patio mayor que da a la calle. Es en ese patio lateral donde crece un árbol cuya sombra y amparo transforma la vida en la casa.

Apilando mil bloques cuadrados de arcilla, madera y muros de bloques blancos se levantó, artesanalmente, esta vivienda. El muro exterior construido con marcos blancos fragmenta las vistas, filtra la iluminación, protege la intimidad de la vivienda y vela por su seguridad. El resultado es una fac...

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El patio es el corazón de esta vivienda insertada en la trama urbana de Babahoyo (Ecuador). En torno a ese espacio descubierto se organizan cinco estancias y un segundo patio mayor que da a la calle. Es en ese patio lateral donde crece un árbol cuya sombra y amparo transforma la vida en la casa.

Apilando mil bloques cuadrados de arcilla, madera y muros de bloques blancos se levantó, artesanalmente, esta vivienda. El muro exterior construido con marcos blancos fragmenta las vistas, filtra la iluminación, protege la intimidad de la vivienda y vela por su seguridad. El resultado es una fachada austera pero abstracta, de una sencillez atemporal y moderna.

Vivienda proyectada por el estudio Natura Futura en Babahoyo (Ecuador). José Gómez

Los arquitectos del estudio ecuatoriano Natura Futura recuerdan el significado de la calle como prolongación de la casa en el marco cultural y tradicional de la población de esta localidad capital de la provincia de Los Ríos, en el centro del país. La retícula de bloques se acerca a la calle, dinamiza su presencia en la propia calle y aligera el muro de cualquier fachada “manteniendo una sensación de continuidad con el cielo” que se filtra por el calado de la celosía. También mantiene una continuación con la calle –desde el interior de la casa– y con la casa –desde la propia calle–. Para los proyectistas, esta es una arquitectura que invita a vivir varios tipos de emociones al hacer que las experiencias cotidianas se transformen. En su lado más abstracto, la fachada “es como un juego de luces y sombras, como contemplar un vestido transparente, frágil, sugerente de diversas sensaciones, donde sobrevive la intriga y el deseo”. En su versión más funcional, es como recuperar la memoria de vivir más cerca de la calle. Se plantean, justamente por eso, si cuando la ciudad crece puede ser necesario por lo menos plantearse si se debe alejar de la memoria de infancia esa cercanía con la calle. La idea de una libertad de ver pasar la gente y de acercarse a la calle formaba parte sus las sensaciones visuales del día.

El resultado es una conjunto sobria con carácter formal básico pero lúdicamente complejo. La fachada-pantalla exterior permeable se separa del interior para no olvidar el significado de la calle como prolongación de la casa. El orden, entre una retícula cartesiana y una dinámica pieza de op art, consigue que los ventanales ayuden a la ligereza del muro y a la riqueza de la calle.

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