Alicia, al país de las maravillas
Alicia Gómez Montano nos ha dejado. Ha pasado al otro lado del espejo y ya se encuentra en el país de las maravillas. Lo ha hecho, no podía ser de otra manera, con las botas puestas. La enfermedad, si bien la venció, no la convenció de que dejara de trabajar, pues nadie le puede negar su amor al trabajo en los servicios informativos de la televisión pública en la que dejó amigos, compañeros y esa huella que dejan los mejores. Querida Alicia, que en ese país maravilloso en el que desde ahora trabajarás para los telediarios de la eternidad, en el que bromearás por los pasillos y brindarás con lo...
Alicia Gómez Montano nos ha dejado. Ha pasado al otro lado del espejo y ya se encuentra en el país de las maravillas. Lo ha hecho, no podía ser de otra manera, con las botas puestas. La enfermedad, si bien la venció, no la convenció de que dejara de trabajar, pues nadie le puede negar su amor al trabajo en los servicios informativos de la televisión pública en la que dejó amigos, compañeros y esa huella que dejan los mejores. Querida Alicia, que en ese país maravilloso en el que desde ahora trabajarás para los telediarios de la eternidad, en el que bromearás por los pasillos y brindarás con los que allí te encuentres con el vino añejo de la perpetuidad sincera, alcances la buena dicha.
José A. Martínez Lamoca. Madrid