La política de los gallos
Mientras veíamos el debate de investidura, mi hermano se quejaba de que este espectáculo es parecido a una batalla de gallos. No le culpo, pues plagados de descalificaciones y faltas de respeto, los debates políticos parecen el perfecto reflejo de la más banal deriva política a la que nos dirigimos. Así, a excepción de ciertos candidatos que —con respeto y sin olvidar su responsabilidad política— siguen haciendo hincapié en sus propuestas e iniciativas, la mayoría de los diputados parecen más preocupados en dedicar sus minutos en el atril a desacreditarse mutuamente. Mientras tanto, entre abuc...
Mientras veíamos el debate de investidura, mi hermano se quejaba de que este espectáculo es parecido a una batalla de gallos. No le culpo, pues plagados de descalificaciones y faltas de respeto, los debates políticos parecen el perfecto reflejo de la más banal deriva política a la que nos dirigimos. Así, a excepción de ciertos candidatos que —con respeto y sin olvidar su responsabilidad política— siguen haciendo hincapié en sus propuestas e iniciativas, la mayoría de los diputados parecen más preocupados en dedicar sus minutos en el atril a desacreditarse mutuamente. Mientras tanto, entre abucheos y risas, parecen olvidar las preocupaciones que realmente inquietan a la mayoría de la población: las medidas de tipo social, económico y político.
Nahia Varela Molina. Bilbao