Una comuna ‘hippie’ okupa se instala en la mansión mallorquina de Boris Becker

El grupo lleva en la propiedad del gran campeón de tenis un año

El extenista alemán Boris Becker habla con los medios durante el torneo de tenis de Roland Garros, este jueves en París.CAROLINE BLUMBERG (EFE)

Huertos con vegetales para consumo propio, wifi, una zona de relax al aire libre y habitaciones acondicionadas con camas y mosquiteros para evitar las molestias del verano. El ciudadano alemán Georg Berres okupa desde hace un año Son Coll, la mansión que el tenista germano Boris Becker compró en los años noventa en Artá (Mallorca). En los últimos lustros la casa ha sido el centro de numerosos procesos judiciales derivados de la mala salud financiera del deportista...

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Huertos con vegetales para consumo propio, wifi, una zona de relax al aire libre y habitaciones acondicionadas con camas y mosquiteros para evitar las molestias del verano. El ciudadano alemán Georg Berres okupa desde hace un año Son Coll, la mansión que el tenista germano Boris Becker compró en los años noventa en Artá (Mallorca). En los últimos lustros la casa ha sido el centro de numerosos procesos judiciales derivados de la mala salud financiera del deportista y de las deudas que contrajo para completar su reforma. La mansión salió a la venta hace unos años pero desde entonces ha permanecido en el más absoluto abandono. Hasta la llegada de Berres y sus amigos.

El hombre de origen alemán okupó la finca de Son Coll hace ahora un año y después sumó a una pareja de amigos, también de origen alemán. Según publica el diario Última Hora, actualmente también viven en la propiedad una pareja con su hijo y otra chica joven, que residen en dos de las habitaciones del recinto. La comuna liderada por Berres es activa en sus redes sociales y asiduamente publican fotografías y vídeos en los que se trasluce el estado de la finca, con habitaciones limpias y con poco mobiliario, amplias zonas para pasear y caballos pastando en las inmediaciones. Berres permite al resto de okupas vivir en la finca a cambio de trabajar algunas horas al día en los huertos.

El tenista compró esta finca situada en el norte de Mallorca a finales de los años noventa. Se trata de una propiedad que cuenta con 2.900 metros cuadrados, piscina, pista de tenis, gimnasio, establos y una edificación para el servicio y los invitados, además de la casa principal. En su día la adquirió por un millón de euros y acometió unas importantes obras de reforma, que anticiparon los muchos problemas que vendrían después. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Baleares le obligó a demoler gran parte de lo construido, al constatar que las obras se habían realizado sin permiso y saltándose los límites de edificación estipulados en las licencias. Además, tuvo que pagar más de medio millón de euros en multas por varias infracciones urbanísticas.

Boris Becker, Yannick Noah y Tommy Haas, en la cena Leyendas del Tenis de París.Rindoff Petroff/Suu (Getty Images)

Subasta pública

Sus problemas financieros fueron en aumento y provocaron que la propiedad saliera a subasta en 2012 por el impago de los 276.000 euros que adeudaba a la empresa que diseñó y mantuvo los jardines de Son Coll. Sin embargo, un acuerdo con los denunciantes en el último momento permitió al tenista paralizar la venta de la propiedad, que fue tasada por el juzgado en 8,5 millones de euros. No fue la única amenaza de subasta, ya que dos años después la historia se repetía por otra deuda de medio millón de euros con la empresa que realizó las reformas. El juzgado sacó de nuevo la finca a subasta pública y una vez más, un pago de última hora le permitió conservarla.

El tenista ha intentado vender la finca en los últimos años, primero por 15 millones de euros y después por siete millones, aunque los intentos han resultado infructuosos ya que no ha aparecido ningún comprador interesado. Para rematar la situación financiera del extenista, en junio de 2017 un tribunal de Londres le declaró en bancarrota, a pesar de que solicitó una última oportunidad para pagar la deuda que contrajo para rehipotecar la finca. Por el momento, Berres y su comuna siguen instalados en el lugar y no tienen intención de abandonarlo, aunque si el deportista reclama la propiedad afirman: “Nos iremos y dejaremos que la disfrute”.

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