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‘Juego de tronos’: la evolución de Daenerys hasta el final de la serie

El camino de Daenerys Targaryen hacia el trono de hierro es constante. Retornar el trono a su familia es su principal prioridad. Elegimos los momentos clave de su historia

Una jovencísima Daeneyrs aparece por primera vez en 'Juego de tronos' en la ciudad de Pentos, en el exilio, junto a su hermano Viserys, que le ofrece un presente de su anfitrión. Su primera frase: "Hemos sido sus huéspedes durante más de un año y nunca nos ha pedido nada a cambio". Su hermano la desnuda para que se de un baño, con amenaza incluída, al decirle que ese día todo tiene que salir perfecto. Se ve a una Daenerys sumisa y asustada. La evolución de este personaje se traslada también de forma muy clara en la pantalla a través de cómo viste. En el principio de la primera temporada, cuando es más vulnerable, siempre va con vestidos de seda y gasas transparentes. Pero en esta secuencia, ella acaba metiéndose en el baño con el agua hirviendo pese a la advertencia de una sirvienta...
"No quiero ser su reina, quiero ir a casa”, le dice Daenerys a su hermano cuando están a punto de conocer a su marido de conveniencia. "Yo le doy una reina, él me da un ejército", contesta Viserys. Comienza así una de las historias de amor más vitoreadas (y breves) en la serie que mucho tiene que ver con la fundación de la fuerte personalidad de Daenerys. Ante un matrimonio que no quiere con Khal Drogo, un hombre que la trata al principio de forma salvaje, Daenerys reacciona. Enseña a Drogo cómo debe tratarla, demuestra que no es un objeto de cambio y se hace con el respeto de todo el clan.
Viserys, impaciente porque Drogo no mueve ficha para poner a su disposición un ejército para tomar Poniente y coronarse, amenaza con llevarse a Daenerys apuntando con una espada el vientre donde ya lleva un niño. Drogo le promete que tendrá una corona. Y le ejecuta echándole en la cabeza oro derretido. Jorah le dice que mire para otro lado. Ella, con seguridad, dice que no. La mirada con que ve cómo muere su hermano ya deja claro que a Daenerys no le tiembla el pulso si tiene que sacrificar a alguien cercano. “No era un dragón, el fuego no puede matar a un dragón”
En el final de la primera temporada, Daenerys pone en la pira funeraria de Drogo los tres huevos de dragón que le regalaron y decide quemarse con ellos ante el miedo de Mormont. “Yo soy Daenerys de la Tormenta, de la casa Targaryen, de la sangre de la antigua Valyria, soy la hija del dragón, y os juro que a todos los que os hagan daño, los escucharéis gritar”, dice justo antes de meterse en el fuego mientras ejecuta a la bruja Mirri Maz Duur (que mata a su hijo porque según su profecía, destruirá ciudades quemándolas), que grita entre las llamas. Al amanecer, entre los restos de la hoguera, aparece ella, desnuda, renacida. Con sus tres pequeños dragones, a los que tratará como hijos toda la serie. Ante ella se postran Jorah y los dothrakis. En este capítulo se cuenta la historia de Aerys Targaryen y cómo intentó volar por los aires Desembarco del Rey...
“Cuando mis dragones crezcan, retomaré lo que se me ha robado y destrozaré a aquellos que me han hecho mal, quemaré ciudades hasta sus cimientos. Dadnos la espalda, y os quemaremos a vosotros los primeros”, amenaza Danerys a la ciudad de Qarth, que no quiere abrirle las puertas para ayudarla. Al final recibe ayuda, pero un golpe de estado termina en traición, con los dragones y ella encarcelados para la eternidad. Daenerys consigue liberarlos y en venganza quema vivo al brujo con fuego de dragón. Es la primera vez que da la orden, Dracarys (fuego de dragón). Al noble que la traicionó, le deja encerrado en una cámara acorazada.
Al final de la segunda temporada, Daenerys tiene una visión en Qarth en la que entra en el salón del Trono de Hierro. Está destrozado, no hay nadie, falta el techo y cae nieve.¿O es ceniza?. No llega a tocar el trono porque cuando extiende la mano, escucha el grito de sus dragones (que están presos en la vida real).
Del paso de Daenerys por Meereen, dos momentos marcan su manera de actuar ante los que se oponen a ella. Primero, se encuentra en Meereen con 163 niños esclavos crucificados. “A veces es importante contestar a la injusticia con clemencia”, le dice su consejero, Ser Barristan Selmy. “Yo responderé a la injustica con justicia”, responde Daenerys, que crucifica a un centenar de amos de esclavos, con independencia de si fueron los culpables de las crucifixiones o no en un lugar donde era legal la esclavitud. Segundo, tras la muerte de Selmy a manos de los Hijos de la Arpía, Daenerys detiene a tres amos y los lleva a donde están los dragones. Ahí deja que estos quemen a uno y se lo coman. No sabe si ese en concreto era culpable de la muerte de su consejero, pero manda así un mensaje a sus enemigos. “Igual todos sois inocentes, igual ninguno lo es”, dice.
Como en cualquier historia de héores, Daenerys cae y renace más de una vez. Uno de los hitos que acaba marcando su camino hacia el trono, y con el que reconquista el respeto (y el gran ejército) de los dothraki, es cuando en la sexta temporada tiene en frente a una decena de jefes de los diferentes clanes, les dice que ella es la única capaz de unirlos a todos y los quema vivos. Ella sale de la tienda, entre el fuego, como si fuera un fénix renacido.
A lo largo de su camino, Daenerys escucha los consejos de sus más allegados. Al principio sigue, por miedo e inocencia, todo lo que dice su hermano Viserys. Pero acaba convirtiéndose en líder de un pueblo y de un ejército y abre el abanico de consejeros, como Missandei, Jorah Mormont, Ser Barristan Selmy o Tyrion Lannister, al que nombra Mano de la Reina. Todos ellos aciertan y fallan con sus consejos y decisiones, pero Daenerys evita gracias a ellos caer en más de una ocasión y llegar al final a Desembarco del Rey. "Prenderé fuego a sus flotas, mataré hasta el último de sus soldados y devolveré su ciudad a la miseria", le dice Daenerys en una ocasión a Tyrion en la recta final de la sexta temporada. El Lannister consigue convencerla de optar por una salida más pacífica.
Daenerys vuelve por fin a Poniente al tomar posesión de Rocadragón, que fuera primer asentamiento de los Targaryen. Allí conoce a Jon Nieve, al que se niega a reconocer como Rey en el Norte y al que recuerda que los Stark prometieron ser leales a los Targaryen a perpetuidad. Daenerys le deja claro a Jon de forma vehemente cuál es su único y ansiado objetivo: "yo nací para reinar en los siete reinos y así lo haré".
En la séptima temporada, Daenerys cada vez se muestra más impaciente por terminar con todo rápido, volar a Desembarco del Rey y prender fuego a la ciudad para acabar con Cersei y con la disputa al trono. Pero Tyrion le convence de primero ayudar al Norte contra los caminantes blancos y atacar diferentes puntos de Poniente para debilitar a los Lannister. Ejecuta a los Tarly (la familia de Sam, que en la octava temporada se mostrará horrorizado al conocerla) tras arrasar con un ejército de Cersei y Jaime y decide volar más allá del muro (contra el consejo de su Mano) para capturar a uno de los esbirros del Rey de la Noche y tratar de convencer a Cersei de la amenaza de los muertos vivientes. Ahí pierde al primero de sus dragones-hijos.
Vestida de blanco, acompañada por Jon Nieve, Daenerys llega a Invernalia para luchar contra los caminantes blancos. Es la primera vez que por voluntad propia se desvía de su obsesión. Y es la primera vez desde que llega a Poniente que se la ve vestida de blanco (de un color claro en general). Esto puede tener una doble lectura: la de la esperanza de alguien que llega con la ayuda necesaria y que lo hace de forma más o menos desinteresada o la de la amenaza, que es blanca, venga del norte o venga del otro lado del océano. Su mala relación con Sansa y la revelación del secreto Targaryen de Jon marcará la tensión a partir de aquí con este último.
Tras la batalla de Invernalia, Daenerys vuelve a tener como objetivo principal recuperar el trono para los Targaryen y con la idea de que ella es la legítima heredera y no Jon. Pierde a su segundo dragón-hijo y a su mejor amiga y consejera, Missandei. Frenada una vez más por sus consejeros, evita arrasar con Desembarco del Rey, pero muestra que le queda poca paciencia y que ya no se fía de nadie.
Harta de los avisos de sus consejeros, Daenerys toma la decisión de arrasar con Desembarco del Rey y acabar así con el reinado de Cersei. Montada en el dragón echa a volar sobre la ciudad (desde que lo hace, el espectador no le ve el rostro en el resto del capítulo) pese a que esta muestra signos de rendición al tañir las campanas. Daenerys cumple así con el lema de su casa, 'A fuego y sangre'.
Daenerys se proclama reina en Desembarco del Rey, pero pierde a todos sus consejeros, traidores de la causa. En el único momento en el que parece olvidarse de su objetivo, Jon la traiciona y muere apuñalada sin siquiera haberse sentado en el trono, que acaba fundido por Drogon. El dragón, que considera a Daenerys su madre, la agarra con delicadeza y se lleva el cuerpo, volando hacia el horizonte.