El alma de París en llamas
Anoche, en los puentes de París, lloré junto con los miles de parisienses que contemplábamos impotentes el desastre, sin otra alternativa que confiar en la gran capacidad de nuestros bomberos. La noche fue larga y triste, y al despertar el dolor seguía intacto. Notre Dame es algo más que un monumento, es el alma de la ciudad, un símbolo de la historia europea, lo que nos conecta con nuestra trascendencia y nos recuerda lo insignificante que somos cada vez que levantamos la cabeza para admirar su belleza. Como siempre que ocurre algo irremediable, tengo la impresión de que no es real, de que no...
Anoche, en los puentes de París, lloré junto con los miles de parisienses que contemplábamos impotentes el desastre, sin otra alternativa que confiar en la gran capacidad de nuestros bomberos. La noche fue larga y triste, y al despertar el dolor seguía intacto. Notre Dame es algo más que un monumento, es el alma de la ciudad, un símbolo de la historia europea, lo que nos conecta con nuestra trascendencia y nos recuerda lo insignificante que somos cada vez que levantamos la cabeza para admirar su belleza. Como siempre que ocurre algo irremediable, tengo la impresión de que no es real, de que no puede haber ocurrido. Es muy doloroso pensar que muchas de esas obras de arte se han perdido para siempre. Ahora nos toca la reconstrucción, en la que todos podremos participar con nuestro granito de arena…, aunque algunos de nosotros ignoramos si podremos volver a contemplar sus hermosas vidrieras y sus impresionantes gárgolas en vida.
Lily Campero. París (Francia)