A qué edad tu hijo debe dejar la cuna y pasar a la cama

Las dudas de los padres suelen girar en torno a que su hijo no sufra con la transición y que le afecte negativamente a la rutina de sueño que ha adquirido en su corta vida

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Pasar de la cuna a la cama es un momento muy confuso para los padres, que no saben muy bien cuándo deben hacerlo, provocando que a veces lo aceleren o, al revés, se pasen en retrasarlo. Las dudas suelen girar en torno a que su hijo no sufra con la transición y que le afecte negativamente a la rutina de sueño que ha adquirido en sus primeros meses de vida y que en muchas ocasiones cuesta. Un último estudio podría ser de gran utilidad para los progenitores, ya que sitúa con exactitud la edad a la que los pequeños deberían hacer este cambio: los tres años. Así lo concluye un metaestudio realizado...

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Pasar de la cuna a la cama es un momento muy confuso para los padres, que no saben muy bien cuándo deben hacerlo, provocando que a veces lo aceleren o, al revés, se pasen en retrasarlo. Las dudas suelen girar en torno a que su hijo no sufra con la transición y que le afecte negativamente a la rutina de sueño que ha adquirido en sus primeros meses de vida y que en muchas ocasiones cuesta. Un último estudio podría ser de gran utilidad para los progenitores, ya que sitúa con exactitud la edad a la que los pequeños deberían hacer este cambio: los tres años. Así lo concluye un metaestudio realizado en el Hospital Infantil de Filadelfia y publicado en Sleep Medicine. “Hacerlo a esta edad ofrece una menor resistencia a la hora de dormir, menos despertares nocturnos y más tiempo de sueño”, según sus resultados.

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No cabe duda que dormir bien tiene que ser una prioridad para toda la familia. Tanto padres como hijos deben tener rutinas y horarios de sueño regulares y consistentes. Según el Instituto de Medicina del Sueño, dormir bien tiene un impacto en el humor, la atención, el aprendizaje y el desarrollo de los niños, "es imprescindible tener claro que dormir mejor, sobre todo en la infancia, es salud”. Por contra, no dormir hará que los más pequeños de la casa tengan más dificultades a la hora de realizar tareas, que sean más propensos a las rabietas y que su carácter sea más cambiante.

Con una muestra de 1.983 cuidadores de niños que tenían entre 18 y 36 meses en Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos, los investigadores averiguaron que los porcentajes de niños que dormían en cuna disminuían constantemente con la edad. El 63% de los niños lo hicieron entre los 18 y los 24 meses, en comparación con el 34% de los que aún lo hacía entre los 24 y los 30 meses y el 13% que lo seguían haciendo de los 30 a los 36 meses.

Entre los motivos que hacen que los padres hagan la transición de cuna a cama antes de los tres años están “que muchos creen que las cunas son jaulas y que los niños se agobian y la llegada de otro bebé que favorece que este cambio se haga antes de tiempo, entre otras”. “Y no es así”, asegura una de las autoras para REUTERS, “normalmente, a los niños les gustan los espacios pequeños porque los perciben como seguros y cómodos. Si, por ejemplo, observamos como suelen jugar, muchos lo hacen debajo de la mesa o metidos en cajas. En definitiva, sitios cerrados. Y están encantados”.

Aunque se necesita más investigación al respecto, lo recomendado es que los padres no se apresuren con este cambio; que hagan la transición poco a poco, que esperen hasta los tres años y vayan adaptando, por ejemplo, la cuna a la altura de la cama poco a poco", concluyen.

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