Madres sin hijos

He vivido la carrera del club de Malasmadres con sentimientos encontrados: la admiración por las mujeres que están consiguiendo lo que mi generación no supo luchar, la envidia de que hayan sabido tocar las teclas necesarias para que el presidente del Gobierno se una a su voz y participe en dicha carrera, y la tristeza de pertenecer a un club que ha perdido mucho —en mi caso, todo— y no consigue unir tantas fuerzas para luchar contra una lacra casi invisible para la sociedad, por considerarse algo normal y habitual. Pertenezco al club de las “Madressinhijos”. En mi caso, por siniestro de tráfic...

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He vivido la carrera del club de Malasmadres con sentimientos encontrados: la admiración por las mujeres que están consiguiendo lo que mi generación no supo luchar, la envidia de que hayan sabido tocar las teclas necesarias para que el presidente del Gobierno se una a su voz y participe en dicha carrera, y la tristeza de pertenecer a un club que ha perdido mucho —en mi caso, todo— y no consigue unir tantas fuerzas para luchar contra una lacra casi invisible para la sociedad, por considerarse algo normal y habitual. Pertenezco al club de las “Madressinhijos”. En mi caso, por siniestro de tráfico debido a la acción de un conductor ebrio. Pero en este grupo estamos por muchas causas, y muchas de ellas sin encontrar justicia para la pérdida de sus hijos. Es una lástima que cuando entra el dolor, te abandonan las fuerzas. Y para los políticos es más bonito hacerse la foto con la vida que con la muerte. Enhorabuena, Malasmadres.

Flor Zapata Ruiz

Alcobendas (Madrid)

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