Editorial

Iglesias y Montero, tocados

Un tercio de los que votaron en la consulta sobre la continuidad en sus cargos en Podemos no bendicen la compra de su chalé

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz en el Congreso de la formación, Irene Montero, durante el reciente debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2018.Javier Lizón (EFE)

La pirueta en la que se embarcaron Pablo Iglesias e Irene Montero para resolver el escándalo del chalé ha puesto de manifiesto que hay un tercio de inscritos que censuran su comportamiento y querrían que se marcharan.

El secretario general de Podemos y su portavoz en el Congreso apostaron su continuidad a lograr una amplia participación en la consulta que ha concluido el pasado domingo. Han participado 188.176 inscritos, lo que representa el 38,5% de un censo de 487.772 personas. Han aprobado la continuidad de Iglesias y Montero 128.300 votantes, el 68,42%, y la han rechazado 59.224 (31...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La pirueta en la que se embarcaron Pablo Iglesias e Irene Montero para resolver el escándalo del chalé ha puesto de manifiesto que hay un tercio de inscritos que censuran su comportamiento y querrían que se marcharan.

Editoriales anteriores

El secretario general de Podemos y su portavoz en el Congreso apostaron su continuidad a lograr una amplia participación en la consulta que ha concluido el pasado domingo. Han participado 188.176 inscritos, lo que representa el 38,5% de un censo de 487.772 personas. Han aprobado la continuidad de Iglesias y Montero 128.300 votantes, el 68,42%, y la han rechazado 59.224 (31,58%). El número de sufragios positivos es prácticamente el mismo que Iglesias recibió en febrero de 2017 en Vistalegre II, cuando la militancia se pronunció sobre su liderazgo. Pero como esta vez han votado 33.000 inscritos más que en el congreso citado, cabe decir que su apoyo ha caído del 89% al 68%, esto es un 21%.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Cerrada la cuestión sobre su continuidad, queda en evidencia su estilo de mandar. Convocar un referéndum para implicar a los seguidores de Podemos en la bendición de una decisión estrictamente personal ya reveló en su día el carácter mesiánico y cesarista que la pareja otorga a su liderazgo. Pablo Iglesias ha defendido que gracias al referéndum nadie podrá decir que se aferran al cargo o que se esconden ante la crítica. Lo que ha hecho, en realidad, es someter a sus seguidores a una presión injustificable: o me apoyas en mis asuntos personales o el partido entra en crisis. Una mayoría ha preferido no contribuir al debilitamiento de la marca en un momento particularmente difícil.

El tercio de inscritos que se ha negado a contribuir a la farsa apunta al mismo sitio: 250 metros cuadrados, una parcela de 2.000 con piscina y casa para invitados —una hipoteca de 540.000 euros— no es un chalé de la gente y se parece más a uno de la casta. Y esa es la contradicción que el referéndum no ha logrado conjurar.

Archivado En