Ante la adversidad
Hay personas que han sufrido mucho en la vida, les han ocurrido desgracias que no quiero banalizar. Aunque también es cierto que los problemas no ocurren solo a unos pocos. A todos nos acechan, tarde o temprano, la inseguridad, el miedo, la escasez, el desamor o la muerte. Lo que marca la diferencia es cómo reaccionamos ante la adversidad. Conocemos muchas personas que, ante un problema mínimo, se quejan todo el rato de su mala suerte, o echan la culpa a alguien de su pasado del comportamiento propio actual. Sin embargo, conocemos menos —porque no lo cuentan— que, con problemas mayores, caen y...
Hay personas que han sufrido mucho en la vida, les han ocurrido desgracias que no quiero banalizar. Aunque también es cierto que los problemas no ocurren solo a unos pocos. A todos nos acechan, tarde o temprano, la inseguridad, el miedo, la escasez, el desamor o la muerte. Lo que marca la diferencia es cómo reaccionamos ante la adversidad. Conocemos muchas personas que, ante un problema mínimo, se quejan todo el rato de su mala suerte, o echan la culpa a alguien de su pasado del comportamiento propio actual. Sin embargo, conocemos menos —porque no lo cuentan— que, con problemas mayores, caen y se levantan sin aspavientos, superando las etapas del duelo con paciencia. Levanto mi copa por todos aquellos que reaccionan ante los infortunios sin quejas, reproches o excusas, y sacan lo mejor de quien tiene la suerte de vivir a su lado.— Esther Alonso. Zarautz (Gipuzkoa).