Los peajes portugueses no están hechos para españoles

El sistema crea la ilusión de que viajar es gratis, pero meses después llegan las multas

Arco de identificación automática de vehículos para el cobro de peaje en Olhao (Portugal).EFE

A veces las facilidades son un dolor de cabeza. Es el caso del sistema de peaje en las carreteras portuguesas, donde en lugar de barreras disuasorias que obligan a parar solo hay unos pórticos con cámaras. Rápido y sencillo ¿sencillo? Meses o años después, llegan al domicilio del coche unos extraños avisos de multa por impago en autopistas portuguesas para sorpresa del infractor, a menudo ignorante (también hay una parte de pícaros).

Y es que los portales con cámaras no son para YouTube, son peajes aéreos que registran la matrícula del coche con un sistema de pago. Ese es el problema: n...

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A veces las facilidades son un dolor de cabeza. Es el caso del sistema de peaje en las carreteras portuguesas, donde en lugar de barreras disuasorias que obligan a parar solo hay unos pórticos con cámaras. Rápido y sencillo ¿sencillo? Meses o años después, llegan al domicilio del coche unos extraños avisos de multa por impago en autopistas portuguesas para sorpresa del infractor, a menudo ignorante (también hay una parte de pícaros).

Y es que los portales con cámaras no son para YouTube, son peajes aéreos que registran la matrícula del coche con un sistema de pago. Ese es el problema: no hay un sistema de pago, hay cinco, todos electrónicos. Todos ellos se activan en zonas situadas al cruzar la frontera -¿pero hay frontera?- de Portugal.

Libres de circulación por las carreteras europeas, el automovilista desconoce que existen esos puestos y tampoco se va a preocupar después cuando circule por toda la red de carreteras sin impedimento alguno. De este problema se han hecho eco sobretodo las autoridades locales portuguesas, pues los españoles suelen regresar a casa de sus puentes y veraneos sin contratiempo alguno.

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Para el presidente de la Entidad Regional del Centro del País, Pedro Machado, “es fundamental la abolición de peajes para atraer a la gente al interior. El sistema de pago es confuso, injusto y disuasorio”. El presidente de Bragança, Hernâni Dias, también se queja del problema de los portales y dice que muchos españoles renunciar a entrar en esta esquina del país por tal complicación.

Si el español que entra con su coche en Portugal no para en una de esas áreas fronterizas, a los pocos kilómetros se convertirá en un infractor sin saberlo. Las cámaras habrán detectado que esa matrícula no ha adquirido algunas de las cinco fórmulas de pago de peajes. Los hay de pago a la medida, según las carreteras que se vayan a cruzar, un lío; los hay por días o semanas, otro lío, porque el conductor tiende a ahorrar; y luego lo más efectivos, los de meter la visa y que sea lo que Tráfico quiera. También puede valer la vía automática española, aunque para ello antes hay que asegurarse.

Lo más práctico es relacionar la matrícula con una tarjeta de crédito y esperar a que un día te llegue a casa, en lugar de la multa, los justificantes de los cobros. Afortunadamente, la circulación por las autopistas portuguesas es más rápida que la llegada de las multas, pero llegar, llegan.

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