Cartas al director

Basta ya

El otro día hablaba un anciano en televisión. Su mujer no ha trabajado nunca fuera del hogar, eran otros tiempos y con su salario tenían de sobra. Este hombre ha cotizado durante 45 años en una fábrica de azulejos donde la maquinaria moderna actual se limitaba a sus manos y su espalda. Cobra 740 euros, y su hijo, de 40 años, tiene esclerosis múltiple. Viven en un tercer piso y el ascensor lleva averiado tres meses, pero en la comunidad en la que viven no hay fondos suficientes para sufragar el arreglo. Mi madre me dijo que cambiase de canal, que a la hora de la cena no había que llorar. Yo le ...

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El otro día hablaba un anciano en televisión. Su mujer no ha trabajado nunca fuera del hogar, eran otros tiempos y con su salario tenían de sobra. Este hombre ha cotizado durante 45 años en una fábrica de azulejos donde la maquinaria moderna actual se limitaba a sus manos y su espalda. Cobra 740 euros, y su hijo, de 40 años, tiene esclerosis múltiple. Viven en un tercer piso y el ascensor lleva averiado tres meses, pero en la comunidad en la que viven no hay fondos suficientes para sufragar el arreglo. Mi madre me dijo que cambiase de canal, que a la hora de la cena no había que llorar. Yo le dije que no, que lo que había que hacer era cambiarse de mundo. Ir a uno donde no se tenga que mendigar ante los medios una vida digna cuando ya se la ha ganado de sobra. Los mayores reclaman nuestra ayuda, la de una generación que debe luchar para, algún día, merecer que la ayuden.— Iván Manzana Mollar. Betxí (Castellón).

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