Tubo, pasta y reformas

Cuando las reglas favorecen a los partidos grandes, como ahora, los políticos tienden a competir bajo las siglas que tengan más posibilidades de ganar

Resultado de una votación en el Congreso de los Diputados.© ULY MARTÍN

Para ilustrar de manera gráfica lo que pasa con las reformas que acaban yéndose de las manos a los políticos que las promueven sirva la imagen del tubo de pasta de dientes: una vez sale la pasta, no hay manera de devolverla a su recipiente. Esto significa que no hay marcha atrás y las reformas no pueden deshacerse, aunque el cambio en las reglas de juego acabe perjudicando a quienes lo impulsaron.

La imagen del tubo y la pasta de dientes se ha utilizado para explicar lo ocurrido con la descentralización del poder a gobiernos regionales o locales. Quienes la pusieron en marcha creían pod...

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Para ilustrar de manera gráfica lo que pasa con las reformas que acaban yéndose de las manos a los políticos que las promueven sirva la imagen del tubo de pasta de dientes: una vez sale la pasta, no hay manera de devolverla a su recipiente. Esto significa que no hay marcha atrás y las reformas no pueden deshacerse, aunque el cambio en las reglas de juego acabe perjudicando a quienes lo impulsaron.

La imagen del tubo y la pasta de dientes se ha utilizado para explicar lo ocurrido con la descentralización del poder a gobiernos regionales o locales. Quienes la pusieron en marcha creían poder controlar el proceso, diseñado en muchos casos para afianzar el poder del Gobierno central. Pero la reforma modifica el reparto de poder y el escenario cambia para siempre: hay nuevos actores políticos con recursos y capacidad para moldear la realidad según sus intereses.

En política, la ingeniería institucional conlleva incertidumbres. Los líderes políticos pueden prever algunas consecuencias del cambio en las reglas de juego, pero no todas. Un ejemplo es la reforma del sistema electoral que impulsan Ciudadanos y Podemos. Una parte de sus efectos es predecible: elegir una fórmula electoral distinta a D’Hont modificará mecánicamente la relación entre votos y escaños.

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Sin embargo, la dimensión psicológica de dichos cambios, como la reacción de los políticos, es menos previsible. Cuando las reglas favorecen a los partidos grandes, como ahora, los políticos tienden a competir bajo las siglas que tengan más posibilidades de ganar. En cambio, si la fórmula electoral cambia y estar en un partido grande deja de tener premio, entonces salirse de esa formación y presentarse con una escisión puede ser una mejor opción, como apunta el sociólogo Alberto Penadés.

¿Se imaginan una reforma electoral que exponga a los partidos a escisiones internas? No está claro que esto pudiera ocurrir con la propuesta actual. Pero representa bien el tipo de consecuencias difíciles de prever cuando cambian las reglas de juego. El cálculo de quién gana o pierde con las reformas nunca es perfecto. @sandraleon_

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