Noche de Reyes

En vez de escribir a Melchor, mi rey favorito, le he escrito una carta a los colombianos explicándoles qué significa la noche del 5 de enero

Los Reyes Magos, a la salida de la Cabalgata de Madrid, en 2016. Kike Para

Este es el tercer año que en Colombia yo seré la única que va a celebrar el día de los Reyes Magos (o eso me gusta pensar). Así que, en vez de escribir a Melchor, mi rey favorito, le he escrito una carta a los colombianos explicándoles qué significa la noche del 5 de enero:

La mía empieza desde hace más de 20 años con una llamada a una de mis mejores amigas. Ahora son mensajes de WhatsApp. La cita suele concretarse a las cuatro de la tarde en la parada de metro de Nuevos Ministerios de Madrid. Siempre llegamos tarde. Bufanda, gorro, en alguna ocasión medias debajo de los vaqueros y un a...

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Este es el tercer año que en Colombia yo seré la única que va a celebrar el día de los Reyes Magos (o eso me gusta pensar). Así que, en vez de escribir a Melchor, mi rey favorito, le he escrito una carta a los colombianos explicándoles qué significa la noche del 5 de enero:

La mía empieza desde hace más de 20 años con una llamada a una de mis mejores amigas. Ahora son mensajes de WhatsApp. La cita suele concretarse a las cuatro de la tarde en la parada de metro de Nuevos Ministerios de Madrid. Siempre llegamos tarde. Bufanda, gorro, en alguna ocasión medias debajo de los vaqueros y un abrigo con bolsillos lo suficientemente grandes para el botín.

El recorrido a pie comienza en el punto donde las carrozas se preparan para desfilar. Es el inicio de la Cabalgata. Caminamos hasta encontrar el lugar indicado en el que no molestamos a los niños y tenemos buena vista, aunque siempre nos encontramos a alguna familia con escalera y paraguas para quedarse con todos los caramelos. Nuestro botín.

Cae la noche y llega la magia. Mar, mi amiga, le grita sus deseos a Baltasar. Yo me desgañito con Melchor. No hay imposibles durante esos pocos segundos que pasan Sus Majestades.

Antes de que termine la Cabalgata, corremos hacia el metro en dirección a casa de Irene. Allí nos esperan dos roscones y más amigos. La velada termina temprano. Hay que acostarse pronto para que no te pillen en el reparto de regalos. Lo de dormirse da para otra carta. Los nervios no se pasan hasta la mañana siguiente. Feliz día de Reyes.

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