Cartas al director

Cinco de cinco

Hace unos días salí con unas amigas a tomar una copa; después fuimos juntas hacia el metro. El silencio llenaba el vagón. De repente, una amiga dijo: “Qué bien volver juntas, el otro día un hombre se quedó mirándome tanto rato que tuve que salir corriendo al bajar del vagón”. Dos amigas le contestaron: “A mí me pasó algo similar”. Luego, otra de mis amigas explicó la vez en que un hombre le tocó los pechos en el tren, sin que ella pudiera reaccionar. Al escuchar sus historias, pensé que yo también había vivido situaciones similares. Cinco de cinco, pensé, qué porcentaje tan espantoso. Y luego ...

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Hace unos días salí con unas amigas a tomar una copa; después fuimos juntas hacia el metro. El silencio llenaba el vagón. De repente, una amiga dijo: “Qué bien volver juntas, el otro día un hombre se quedó mirándome tanto rato que tuve que salir corriendo al bajar del vagón”. Dos amigas le contestaron: “A mí me pasó algo similar”. Luego, otra de mis amigas explicó la vez en que un hombre le tocó los pechos en el tren, sin que ella pudiera reaccionar. Al escuchar sus historias, pensé que yo también había vivido situaciones similares. Cinco de cinco, pensé, qué porcentaje tan espantoso. Y luego hay quien piensa que esto no va con ellos. Pues no. Va con todos. Y solo luchando todos juntos podremos, algún día, reducir este horrible porcentaje a cero.— Gal.la Basora Santín. Barcelona.

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