Cartas al director

Apellidos por la igualdad

Año 2000. Año del boom de natalidad en España y año en el que por primera vez un niño español puede lucir apellido materno en primer lugar. ¿No parece la mejor seña de igualdad un gesto que es tan pequeño? Tan solo se trata de cambiar el orden, o al menos de tener la libertad de hacerlo, pues no hay sensación más impotente que la de deber asumir lo impuesto; especialmente porque es una tradición histórica. Poco a poco, y con detalles como estos contemplados en la ley, nos vamos acercando a la total igualdad de género. Igual de orgulloso está un padre que una madre de serlo. Un mismo d...

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Año 2000. Año del boom de natalidad en España y año en el que por primera vez un niño español puede lucir apellido materno en primer lugar. ¿No parece la mejor seña de igualdad un gesto que es tan pequeño? Tan solo se trata de cambiar el orden, o al menos de tener la libertad de hacerlo, pues no hay sensación más impotente que la de deber asumir lo impuesto; especialmente porque es una tradición histórica. Poco a poco, y con detalles como estos contemplados en la ley, nos vamos acercando a la total igualdad de género. Igual de orgulloso está un padre que una madre de serlo. Un mismo derecho, una misma ilusión que ahora se puede ver reflejada con una decisión familiar consensuada en los documentos. ¡Por fin!— Laura Ambrós Vivancos. Sant Pol de Mar (Barcelona).

 

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