Columna

Cuatro terrenos donde no habrá unidad

Los modelos que se han enfrentado en primarias son en gran medida excluyentes

Mesa electoral agrupación socialista de Nervión en Sevilla.PACO PUENTES

Pensar en la unidad del PSOE en estos momentos supone hacer un enorme acto de fe tras las primarias que han enfrentado a Pedro Sanchez y Susana Díaz. La fractura que ha desgarrado el partido tras el dramático Comité Federal del 1 de octubre está en carne viva y ha opuesto modelos excluyentes que solo milagrosamente podrían coexistir.

El primero y más inmediato: el modelo de oposición. Sea cual sea el resultado final de las primarias, será imposible integrar dos corrientes tan poderosas entre la militancia como la que defiende mantener...

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Pensar en la unidad del PSOE en estos momentos supone hacer un enorme acto de fe tras las primarias que han enfrentado a Pedro Sanchez y Susana Díaz. La fractura que ha desgarrado el partido tras el dramático Comité Federal del 1 de octubre está en carne viva y ha opuesto modelos excluyentes que solo milagrosamente podrían coexistir.

El primero y más inmediato: el modelo de oposición. Sea cual sea el resultado final de las primarias, será imposible integrar dos corrientes tan poderosas entre la militancia como la que defiende mantener la posición de abstención que ha permitido el Gobierno de un Mariano Rajoy que no se lo merece y el no es no. La incógnita sobre los siguientes pasos que va a tomar el Partido Socialista en el Congreso de los Diputados, donde Pedro Sánchez ni siquiera tiene ya un escaño, y con un partido como Podemos empujando desde la izquierda para poner en evidencia su posición hacia Rajoy, es aún más grande que la certeza de los resultados.

El segundo pulso, y no menos importante, es el de la política de alianzas. Pedro Sánchez ha asegurado que no apoyará la moción de censura de Pablo Iglesias y ha insinuado que perseguirá la suya propia, pero también ha dejado claro que persigue una alianza de las izquierdas que logre desalojar o vencer al Partido Popular. Susana Díaz, por el contrario, ha construido su discurso contra Podemos. Los bloques que representan sus apoyos y votantes no podrán conciliar posiciones.

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El tercero y —éste sí, mucho más importante— es el modelo de España. Susana Díaz se ha declarado partidaria de mantener la apuesta del PSOE en la Declaración de Granada, que aspiraba a caminar hacia el federalismo, mientras Pedro Sánchez ha jugado con la “nación de naciones” que tanto asusta a muchos militantes, aunque luego le añadiera el adjetivo “culturales”.

Y el cuarto, y clave para los militantes del partido, es el modelo interno de funcionamiento: Susana Díaz defiende el modelo representativo —ha declarado que los líderes no pueden esconderse tras la militancia— mientras Sánchez ha defendido las consultas habituales a la militancia.

Podríamos añadir un quinto, que es la construcción de un proyecto que salve la socialdemocracia pero ese, siendo posiblemente el más trascendental para Europa, parece que, esta vez, tampoco toca.

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