Cuenta atrás para la boda de Pippa Middleton

La hermana pequeña de la duquesa de Cambridge se casa este sábado con el empresario James Matthews. La prensa persigue su imagen de novia acompañada por sus sobrinos Jorge y Carlota

Pippa Middleton en la boda de los duques de Cambridge.Getty Images

La boda del año en el Reino Unido ha trastocado la habitual tranquilidad del pueblecito inglés de Englefield, donde esta mañana (11.30, una hora más en España) se casan Pippa Middleton, hermana de la duquesa de Cambridge, y el empresario multimillonario James Matthews. Los aledaños de la iglesia de San Marcos han sido literalmente tomados por las cámaras de los medios locales e internacionales, ávidas de captar alguna imagen de l...

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La boda del año en el Reino Unido ha trastocado la habitual tranquilidad del pueblecito inglés de Englefield, donde esta mañana (11.30, una hora más en España) se casan Pippa Middleton, hermana de la duquesa de Cambridge, y el empresario multimillonario James Matthews. Los aledaños de la iglesia de San Marcos han sido literalmente tomados por las cámaras de los medios locales e internacionales, ávidas de captar alguna imagen de los novios y de sus invitados, entre los que destaca una nutrida representación de la familia real encabezada por el príncipe Guillermo, su esposa Kate y sus dos hijos, Jorge y Carlota, que ejercerán de paje y dama de honor.

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Otro de los principales incentivos para la prensa rosa es la participación en el evento de la actual novia del príncipe Enrique, Meghan Markle. En cualquier caso el objetivo de los paparazis no podrá  alcanzar a la pareja en el terreno vetado de la propiedad, una casa georgiana ubicada a menos de 10 kilómetros de Englefield, en cuyos jardines ha sido instalada una enorme y lujosa carpa para alojar a más de 300 invitados al banquete (de los cuales solo un tercio acudirá a la iglesia), entre los que figuran el tenista Roger Federer y el explorador Ben Fogle.

Pero la gran protagonista de la jornada es Philippa Middleton, de 33 años. No solo por su condición de novia, como mandan los cánones, sino sobre todo por haberse convertido en uno de los personajes más codiciados del papel cuché desde la boda de su hermana Kate con el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, en abril de 2011. La imagen de Pippa, embutida en un vestido de dama de honor que resaltaba su bien tonificado trasero, dio entonces la vuelta al mundo. Hoy volverá a lucir su figura con un traje de boda cuyo diseño ha sido uno de los secretos mejor guardados del reino, entre especulaciones de que el artífice es el modisto Giles Deacon, que fue cazado semanas atrás por la prensa en una cita con la novia y su madre, Carole. Algunas fuentes apuntan sin embargo, a Amanda Wakeley, diseñadora de referencia de la primera ministra británica, Theresa May.

El cordón de seguridad que rodea el acontecimiento, justificado por la presencia de algunos de los máximos exponentes de la casa real, impedirá la presencia en la iglesia de San Marcos de todos aquellos curiosos que en otras circunstancias podrían haber alegado las nuevas directrices de la Iglesia Anglicana y su amparo del derecho de todos los feligreses a asistir a este tipo de ceremonias. Ningún periodista encubierto podrá, a resultas, ser testimonio del enlace, aunque medios tan activos en estas cuestiones como el Daily Mail ya han sondeado fuentes locales que les han adelantado que la novia accederá a la iglesia en un carruaje de caballos (al igual que su hermana Kate, en la boda real de Westminster).

Preparativos en la iglesia donde se casará Pippa Middleton.GTRESONLINE

La presa británica también viene destilando en los últimos días detalles sobre el festejo posterior a la ceremonia, tal y como como el cierto tono escocés que la pareja querría imprimir al banquete para subrayar que el padre del novio, David Matthews, se recicló en su día en un terrateniente de la zona del lago Ness, cuyos productos se servirán a la hora de los canapés. Ayer mismo, The Daiy Mail aseguraba, además, que un “donante ruso anónimo” había enviado al ágape casi ocho kilos de caviar Beluga para amenizar los aperitivos.

De lo que acontezca en la residencia familiar de los Middleton en Buclkebury (sudeste de Inglaterra), donde Pippa, Kate y el hermano menor, James, se criaron, poco va a trascender porque todos los miembros de la plantilla del servicio han tenido que firmar un acuerdo de confidencialidad y acceder a entregar sus teléfonos móviles en el día de autos. Pippa ha confiado toda la organización del evento a la misma relaciones públicas del matrimonio formado por David y Victoria Beckham para no dejar un solo cabo suelto.

Habrá que ver cuántas –y de qué naturaleza–, son las imágenes del acontecimiento social del año difundidas oficialmente a la prensa. La exclusiva para un medio periodístico está descartada, porque comprometería a la hermana mayor de la novia, que un día será reina. La imagen de Jorge, de tres años, y de su hermana Carlota, con dos años recién cumplidos, caminando delante de su tía Pippa hacia el altar, probablemente sumaría muchos enteros para la monarquía británica. Pero su madre, Kate, ya ha contado en su entorno que lo que más le preocupa es si sus hijos se ajustarán o no al protocolo nupcial, habida cuenta de que se trata de niños de corta edad y por tanto de reacciones imprevisibles.

Los duques de Cambridge, con sus dos hijos, el pasado mes de octubre en Canadá.cordon press

Más allá de la estampa de la novia, la fotografía de los pequeños Windsor desfilando delante de Pippa sería la imagen del día a efectos del público británico. Aunque, entre bambalinas, el siguiente y más perseguido foco se concentra en Meghan Markle, cuya presencia en la boda ha echado por tierra la supuesta criba impuesta por la etiqueta del convite para las parejas: solo admitimos a los casados o a aquellas relaciones en las que media un anillo de compromiso. Siguiendo ese código, la modelo emparejada con el hermano menor del contrayente, Spencer Matthews, no ha recibido invitación. Pero, en cambio, la actriz estadounidense sí disfrutará de la velada del brazo de su novio principesco. “Enrique ¿Vas a ser el próximo?”, insiste ansiosa la prensa británica.

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