Aquella pareja me llamaba muchísimo la atención. Calculo que ella le sacaba a él una cabeza, o casi, y eso me parecía un abismo. Era niña, en los ochenta, y jamás había visto semejante combinación. Entonces conocía a pocas madres que trabajaban también fuera de casa, aunque tenía —tengo aún— dos tías abuelas que nunca se casaron ni procrearon, trabajaban en una oficina y, además, viajaban y alternaban. Tampoco era la norma y por eso llamaba mi atención.
Recuerdo preguntarle a mi madre por tales extravagancias. Probablemente ella ni se acuerda, porque sus respuestas acompañan la...
Aquella pareja me llamaba muchísimo la atención. Calculo que ella le sacaba a él una cabeza, o casi, y eso me parecía un abismo. Era niña, en los ochenta, y jamás había visto semejante combinación. Entonces conocía a pocas madres que trabajaban también fuera de casa, aunque tenía —tengo aún— dos tías abuelas que nunca se casaron ni procrearon, trabajaban en una oficina y, además, viajaban y alternaban. Tampoco era la norma y por eso llamaba mi atención.
Recuerdo preguntarle a mi madre por tales extravagancias. Probablemente ella ni se acuerda, porque sus respuestas acompañan la lógica que me enseñó: "Pues es más alta y ya está. ¡Y qué más da! Tu padre es más alto que yo...". ¿Por qué nunca se casaron las tías? "Porque no les dio la gana, cada uno a su aire".
Si hubiera visto a un tipo casado con una mujer de más edad probablemente le habría preguntado por ello. El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte Trogneux, se llevan 25 años. Donald y Melania Trump, 24. Eso apenas se comenta cuando la mujer es menor y ahora se lleva a los titulares, critican muchos, con razón.
Macron tiene 39; Trogneux, 64. Como ferviente apasionada de los romances extraordinarios y los bodorrios, me flipa su historia. Ella era maestra en su instituto y tiene hijos de la edad de él y siete nietos que también han participado en la campaña. Se sale de la norma. Llama la atención. Quizás algún crío esté preguntando a su madre y ella, con suerte, le dirá: "¿Y qué?".