En los Emiratos Árabes Unidos se cultiva lluvia

Hasta un tercio de los aguaceros del último mes es fruto de la ‘siembra de nubes’

El "skyline" de Dubái en una imagen del pasado 8 de febrero. Jumana Jolie (Getty Images)

Tras levantar ciudades en el desierto y alentar granjas bajo sus palmerales, Emiratos Árabes Unidos (EAU) trabaja ahora en el cultivo de lluvia. No es una leyenda urbana. El Centro Nacional de Meteorología y Sismología (CNMS) ha confirmado que hasta un tercio del agua que ha caído durante el mes pasado en ese país de la península Arábiga es fruto de su “siembra de nubes”, como se conoce científicamente al proceso para aumentar las precipitaciones.

La lluvia en esta región del mundo es un fenómeno infrecuente, pero no desconocido. La inestabilidad suele producirse en el cambio de estació...

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Tras levantar ciudades en el desierto y alentar granjas bajo sus palmerales, Emiratos Árabes Unidos (EAU) trabaja ahora en el cultivo de lluvia. No es una leyenda urbana. El Centro Nacional de Meteorología y Sismología (CNMS) ha confirmado que hasta un tercio del agua que ha caído durante el mes pasado en ese país de la península Arábiga es fruto de su “siembra de nubes”, como se conoce científicamente al proceso para aumentar las precipitaciones.

La lluvia en esta región del mundo es un fenómeno infrecuente, pero no desconocido. La inestabilidad suele producirse en el cambio de estación entre el invierno y el verano. Sin embargo, este año el choque entre el aire frío del norte y el más cálido y húmedo de la zona ha cubierto de nubes durante varias semanas la orilla árabe del golfo Pérsico. Entre el 23 y el 28 de marzo, las tormentas y los chaparrones fueron diarios en Dubái, Abu Dabi y otras áreas del país. Algunos locales no recordaban tanta agua desde 1997.

“Hemos realizado operaciones de siembra de nubes todos los días”, confirmó Ahmad Habib, un meteorólogo del CNMS al diario The National. “Ayuda a aumentar la cantidad de lluvia de la nube”.

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De acuerdo con los datos de ese centro, seis aviones equipados con sistemas de dispersión de sal, una de las fórmulas más comunes para provocar la lluvia artificial, han efectuado un centenar de salidas en lo que va de año, una quinta parte de ellas durante los citados días de marzo. Cuando una aeronave entra en una nube que resulta prometedora, lanza bengalas con cristales de sal para fomentar la formación de gotas de agua y su precipitación.

Los científicos admiten que resulta difícil calcular qué parte de la lluvia es fruto de esa intervención humana. Pero estudios internacionales cifran los resultados entre el 15% y el 30%, dependiendo de la densidad de la nube. Además, el sembrado solo es posible si las formaciones nubosas se detectan de antemano. La lluvia es especialmente importante para EAU, ya que sus acuíferos se han agotado.

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