Editorial

El abrazo ruso de El Asad

El bloqueo de Moscú de una resolución de condena en la ONU da carta verde a la dictadura siria

Médicos turcos atienden a una víctima del ataque químico.AP

La decisión rusa de no aceptar ni siquiera un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU condenando el ataque con armas químicas en la provincia siria de Idlib perpetrado el pasado martes muestra que Moscú está dispuesto a permitirle prácticamente todo a su protegido, el dictador Bachar el Asad, en sus intentos por no perder el poder.

Hay que recordar que, tras la indignación internacional provocada por este nuevo crimen de guerra en Siria, fue Moscú quien ofreció una primera y —bastante inverosímil— explicación sobre el hecho. Aseguró que las armas químicas estaban en po...

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La decisión rusa de no aceptar ni siquiera un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU condenando el ataque con armas químicas en la provincia siria de Idlib perpetrado el pasado martes muestra que Moscú está dispuesto a permitirle prácticamente todo a su protegido, el dictador Bachar el Asad, en sus intentos por no perder el poder.

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Hay que recordar que, tras la indignación internacional provocada por este nuevo crimen de guerra en Siria, fue Moscú quien ofreció una primera y —bastante inverosímil— explicación sobre el hecho. Aseguró que las armas químicas estaban en poder de los rebeldes al régimen de Damasco y que se habían esparcido por la zona cuando el almacén en el que se encontraban ocultas fue bombardeado por la aviación siria, que por descontado no sabía que se encontraban allí. En las horas siguientes, Rusia fue incluso más allá poniendo en duda incluso la existencia misma de daños por armas químicas y tratando de desacreditar a quienes denunciaron la matanza. Sin embargo, las autopsias realizadas en Turquía a varias víctimas revelaron ayer sin margen de error que los fallecimientos fueron provocados por agentes químicos.

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En su apuesta por mantener a El Asad en el poder, Vladímir Putin ha elevado peligrosamente el monto en juego. Ya no se trata solo de su polémica intervención con bombardeos que se inició con la excusa de combatir al Estado Islámico pero que en la práctica se ha cebado con las posiciones rebeldes y ha permitido evitar la caída del régimen sirio. Convendría recordar que Siria todavía posee tres fábricas de este tipo de armas, instalaciones para cuyo desmantelamiento es fundamental la influencia rusa. La utilización de armas químicas es completamente inaceptable y no puede ser objeto de especulación en organismos internacionales como el Consejo de Seguridad.

Se dice que el abrazo del oso es mortal. Para todos menos para El Asad.

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