Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Moneda social en base a donación

El Banco Palmas aprovechó al máximo la ayuda de la cooperación internacional

Algunas monedas sociales están emitidas a base de subsidio (Ossetana en San Juan de Aznalfarache, Sevilla y La Grama en Santa Coloma, Barcelona), o sea funcionan gracias a la aportación monetaria para respaldar su valor. Este mes quisiera presentar un proyecto innovador que se realizó en el Banco Palmas(Fortaleza, Brasil) al aprovechar al máximo la donación que llegó a este barrio a través de un proyecto de cooperación internacional.

El vídeo sobre este proyecto explica muy bien cómo funcionó. Supongamos que una ONG local recibe un proyecto en que se dona al barrio 100.000 € para la construcción de una guardería. Normalmente se contrata a una empresa constructora y le paga 100.000 € en dinero oficial y esta empresa constructora gasta la mayoría del dinero (por ejemplo, el 80%) para comprar materiales etc. a otras empresas que están fuera del barrio, y el resto del 20%, pagado a sus empleados, también se irá pronto del barrio. En este caso el efecto económico para el barrio es sólo de 1,2 (efecto de 120.000 € generado por una donación de 100.000 €).

Pero la combinación de este proyecto con una moneda social y la oferta de microcréditos puede beneficiar más el barrio. La ONG paga a la constructora el mismo valor, pero en moneda social, mientras que también ofrece microcréditos a comercios locales y permite que estos créditos sean pagados en moneda social. La constructora gasta en los comercios locales esta moneda social que circulará varias veces (dos veces más en el esquema del vídeo) antes de llegar a aquellas empresas locales con microcrédito quienes destinan este ingreso para pagar su deuda. En este caso, el efecto económico de que gozará el barrio será de 300.000 €, mucho más que 120.000 € en el primer caso.

La primera ventaja es, sin duda, el aumento de las facturaciones de los comercios locales. Como esta moneda social no se acepta fuera del barrio, tanto esta misma empresa de construcción como sus empleados que cobran en moneda social necesitan gastar en comercios locales en vez de ir a grandes superficies y/u otros comercios exteriores, frenando la fuga del dinero. Los comercios locales atraen clientes y se impulsa la compra entre estos mismos comercios.

Pero también es importante prestar atención a la otra ventaja: fomento de emprendimientos que llegan a crear más empleos. Estos préstamos sirven como inversión comunitaria para que el barrio desarrolle más actividades económicas. Se genera más ingreso al barrio con nuevas actividades económicas y esta prosperidad crea más oportunidades de trabajo y/o de mejor salario.

Este esquema abre una gran potencialidad para monedas sociales en España: en vez de sólo dar ayudas a las personas con poco recurso, se podrá también beneficiar al sector empresarial del barrio / municipio con esta nueva financiación. Las empresas financiadas aceptarán con muchas ganas esta moneda social siempre y cuando sirve para cumplir su obligación financiera, aunque la moneda oficial devuelta podrá reciclarse para volver a ofrecer este microcrédito. Por ejemplo, si los prestatarios pagan 30.000 € en moneda social y 70.000 € en moneda oficial, se podrá volver a prestar 70.000 € a otros emprendimientos del barrio.

Quizá no sea tan fácil implementar un proyecto similar como he descrito, pero valdría la pena que diferentes ayuntamientos y, sobre todo gobiernos autonómicos estudien esta posibilidad para maximizar el efecto económico del dinero público.

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