Tribuna

Homenaje a Lucía

Escribo estas palabras porque siento que debo hacerlo. Quiero que conste que lo hago desde un dolor que me desgarra solo de pensarlo. Hay noticias que no nos pueden dejar indiferentes y la muerte de una niña, que decidió poner fin a su vida en Murcia con tan solo 13 años, es una de ellas. Lucía, que debió de ser una niña más que dulce, no merecía verse abocada a que sus padres, a quienes había contado el bullying que sufría y que quería cambiarse de instituto, la encontraran muerta en su cuarto. Ella merecía crecer, cometer errores, madurar y tener una vida larga y llena de felicidad....

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Escribo estas palabras porque siento que debo hacerlo. Quiero que conste que lo hago desde un dolor que me desgarra solo de pensarlo. Hay noticias que no nos pueden dejar indiferentes y la muerte de una niña, que decidió poner fin a su vida en Murcia con tan solo 13 años, es una de ellas. Lucía, que debió de ser una niña más que dulce, no merecía verse abocada a que sus padres, a quienes había contado el bullying que sufría y que quería cambiarse de instituto, la encontraran muerta en su cuarto. Ella merecía crecer, cometer errores, madurar y tener una vida larga y llena de felicidad. Nadie debería haber sido capaz de impedir esto atacándola desde la mayor ignorancia y brutalidad. Estas palabras no son solo un pequeño homenaje a una vida que se truncó, sino un doloroso recordatorio de que para muchos niños y jóvenes los patios del recreo son un lugar de sufrimiento y no de diversión y que, al contrario de lo que muchos padres y profesores piensan, no son solo cosas de niños. Tomemos en serio el bullying y actuemos contra estas aberraciones. Lucía no merece haber muerto en vano.— Ivan Zalinkevicius Moretti. Alicante.

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