Columna

Veraneo

‘Entre dos cirujanos igualmente competentes (decía) procure que le opere el que haya leído a Chejov’

El autor belga Pierre Ryckmans, conocido bajo el pseudónimo Simon Leys. William WEST

Cuando uno se queda a solas con la maleta abierta y 15 días de asueto por delante, un convulso temblor le sacude entero, de la coronilla al pulgar. ¿Qué voy a leer en esa interminable sucesión de días vacíos?

Hace un tiempo les hablaba yo de uno de los hombres más inteligentes que había leído, Simon Leys, a quien debo agradecer que me llamara idiota cuando militaba con los maoístas. Este profesor era un hombre sólidamente educado en dos culturas, la europea y la china. Cuando llamó idiotas a los maoístas no los insultaba: estaba definiendo con precisión un tipo de individuo. Hay un grup...

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Cuando uno se queda a solas con la maleta abierta y 15 días de asueto por delante, un convulso temblor le sacude entero, de la coronilla al pulgar. ¿Qué voy a leer en esa interminable sucesión de días vacíos?

Hace un tiempo les hablaba yo de uno de los hombres más inteligentes que había leído, Simon Leys, a quien debo agradecer que me llamara idiota cuando militaba con los maoístas. Este profesor era un hombre sólidamente educado en dos culturas, la europea y la china. Cuando llamó idiotas a los maoístas no los insultaba: estaba definiendo con precisión un tipo de individuo. Hay un grupo particular de idiotas que se siente insultado cuando oye esa palabra. Suelen exigir el despido del periodista que (según asumen) les ha llamado idiotas. Nunca creen que sea la pura verdad.

La obra de Leys fue sobre todo la de un sinólogo de prestigio, pero era, además, un lector voraz y agudo de literatura. Muchos de sus comentarios se editaron en el New York Rewiew of Books y ahora aparecen en excelente traducción española con el acertado título de Breviario de saberes inútiles. Un saber inútil, para Leys, es, por ejemplo, la lectura que no obedece a ningún deber. Eso no significa que considere la lectura placentera como algo despreciable. Todo lo contrario. “Entre dos cirujanos igualmente competentes (decía) procure que le opere el que haya leído a Chéjov”.

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Hay aquí textos impagables como una defensa de don Quijote contra su torturador, Cervantes, una colleja al hijo de Nabokov, un baile con Chesterton (“bailarín de las cien piernas”), una celeste imagen de Barthes lamiendo a Mao, junto con una extensa selección de artículos sobre China, sobre el mar o sobre la universidad. Así que, placer, inteligencia y variedad. Pues cierro la maleta.

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