13 fotos

12 actores que amamos, pero que una sola vez despreciamos por esto

Leonardo DiCaprio, Richard Gere, Matt Damon, Brad Pitt... Son intérpretes que adoramos. Pero, ay, un día tuvimos que odiarnos con todo nuestro alma

Todos los actores de este reportaje son indiscutibles. Cada vez que salen en pantalla el espectador siente algo familiar. Forman parte de nuestra vida. La mayoría de su carrera está llena de personajes empáticos con los que el espectador se siente cómplice o identificado. Pero siempre hay una excepción. Ese día que vimos a nuestros adorados actores comportarse como unos despreciables tipos odiosos que asesinan con gélida crueldad. En esas escenas que nos cuesta ver nos hemos centrado. Uno de ellos es el execrable personaje de Brad Pitt en 'Kalifornia' (en la foto).
Pocas escenas han provocado que el espectador odie tanto a un actor tan amado como Richard Gere. Es cuando estrangula con sus propias manos a su compañero policía con una frialdad gélida. Cuesta mantener la vista en la pantalla. Antes de este filme, Gere había pasado de mito erótico a actor en paro en un par de años y las canas aceleraron la madurez de sus personajes. Su repugnante policía corrupto de 'Asuntos sucios' (Mike Figgis, 1990) salvó su carrera y demostró que puede ser más que un héroe romántico. Gere resulta escalofriante dando vida a un desalmado que precisamente utiliza su atractivo y carisma para aprovecharse de los demás y destruirles. Nunca la frase "confía en mí, soy policía" sonó tan sádica.
Will Smith rechazó el papel de 'Django desencadenado' (Quentin Tarantino, 2012) por la violencia gratuita de la película. Según Tarantino, lo que Smith no soportaba era compartir protagonismo con Christoph Waltz. Leonardo DiCaprio, famoso por su entrega absoluta a la visión de cada director, puso su magnetismo al servicio del desalmado Calvin Candie. "Seguro que es un esclavista socarrón", pensamos muchos. No lo era. El ensañamiento con el que Candie disfrutaba de su violencia le convierte en el único villano de Tarantino que no mata por necesidad, sino por placer. Quentin confesó que Calvin Candie es el único de sus personajes que no le cae bien, pero DiCaprio contó que, a pesar de su reticencia inicial, fue liberador abrazar el exceso y la repugnancia de su personaje. Y todo sin perder sus buenas formas sureñas.
El argumento de este 'psicothriller' de carretera ya pone los pelos de punta. Un psicólogo pone un anuncio para compartir un viaje visitando escenarios de brutales asesinatos y así dividir los gastos de gasolina (todo un antecedente del BlaBlaCar), con tan mala suerte que el único en responder sea un asesino en serie de verdad. Uno nunca se imaginaría que alguien con la cara de Brad Pitt resultaría un monstruo capaz de matar a puñetazos al anciano que les hospeda. La fascinación de la cultura pop con la violencia queda representada por la atracción que despierta Brad Pitt. Al actor, sin embargo, no le hizo ninguna gracia que 'Kalifornia' (Dominic Sena, 1993) se estrenase. La rodó en 1991 cuando aún era desconocido, justo antes de convertirse en un 'sex symbol' gracias a 'Thelma y Louise', pero la distribuidora la estrenó cuando Pitt ya era famoso. Las fans del por entonces ídolo adolescente se quedaron heladas ante la ferocidad con la que asesinaba en 'Kalifornia', pero 'Leyendas de pasión' supuso una contención de daños y le consagró como el actor más guapo de la década, medalla que le costaría muchos años quitarse.
Ver a Tom Hanks asesinar a sangre fría a Paul Newman sacudió al público en las salas de cine. La figura del americano ejemplar, padre de familia y honrado por naturaleza, resucitó en los 90 gracias a Tom Hanks. Su mirada limpia y su generosidad le convirtieron en el actor más blanco (y según sus detractores, el más blando) de todo Hollywood. Por eso cuando protagonizó esta historia de mafiosos vengativos en la que su personaje se embarca en una huida hacia adelante acribillando a docenas de gangsters, la tensión se podía cortar con un cuchillo en las salas de cine. No estamos acostumbrados a ver dos estrellas en pantalla (Hanks y Newman) intentando matarse el uno al otro. Al elegir a Hanks como guía moral de la historia, 'Camino a la perdición' (2002, Sam Mendes) plantea como pocas películas el demoledor conflicto entre juzgar lo que eres y lo que haces. El protagonista era un buen hombre en el fondo, muy en el fondo. Pero sus acciones eran las de un monstruo despiadado.
Hay pocas cosas seguras en esta vida. Que si Harrison Ford aparece en una película su personaje será un bastión de integridad y honor es una de ellas. De ahí que 'El fugitivo' construyese su premisa en torno a la certeza que tenía el espectador de que Ford era, sin lugar a dudas, inocente. Por eso cuando aterrorizó a su mujer (Michelle Pfeiffer) e intentó convencerla de que estaba loca en 'Lo que la verdad esconde' (Robert Zemeckis, 2000), el público tardó más de media película en darse cuenta de que no se trataba de un malentendido: efectivamente, Harrison Ford era el villano de la función. Y aun así verle estrangular a Pfeiffer resultaba tremendamente desconcertante. Ford reconoció que hizo la película para reirse de las expectativas que el público tiene sobre él.
La mayoría de los personajes de Robin Williams tenían algo en común: eran hombres de vida gris que encontraban su felicidad ayudando a los demás. Tras su suicidio en 2014, descubrimos que esta trágica descripción también se podía aplicar al actor en la vida real. En 'Retratos de una obsesión' (Mark Romaneck, 2002), Williams se puso en la piel del perturbador dependiente de una tienda de revelado de fotos que se obsesiona con una familia de clientes. El terror doméstico provenía de algo tan cotidiano (e inquietante, en realidad) como compartir tu intimidad con un desconocido. Este es un gesto que nadie se había parado a considerar peligroso y mucho menos si el encargado de revelar las fotos es un señor tan afable como Robin Williams. Su adoración por la familia empieza con Williams incluyendo una selfie en el álbum familiar, yendo a buscar al niño al colegio y culmina con una insoportable escena en la que, tras descubrir que el marido tiene una amante, les obliga a posar manteniendo relaciones sexuales para que él tome fotos. Una escena de la que cuesta recuperarse, por lo que vemos el resto de la película con auténtica incomodidad: este revelador de fotos es capaz de todo.
Casi todos los actores de esta lista tienen algo en común: aceptaron encarnar a un personaje despreciable ya pasados los 40 años y consiguieron revitalizar una carrera renqueante. La decisión de (el padre de) Macaulay Culkin de interpretar a un psicópata con sólo 13 años es toda una extravagancia en Hollywood. El niño favorito de América parecía querer advertirnos de que podía ser mucho más que un granuja adorable. En 'El buen hijo' (Joseph Ruben, 1993) interpretó a un niño perfecto al que no le gustaba compartir sus juguetes y estaría dispuesto a llevarse por delante a cualquiera que amenazase su condición de rey de la casa. La angustia proviene precisamente por la capacidad de Macaulay para engañar a toda su familia mientras mata a un perro o intenta ahogar a su propia hermana. La película fracasó: el público no quería ver a Culkin cometer perversiones. Más de 20 años después, Macaulay ha comprobado que el público tampoco quería verle crecer.
La imagen es del todo inesperada y escalofriante: Kevin Costner matando a un tipo con una pala en un cementerio. Acostumbrados a que Costner siempre protega a alguien en sus películas, su papel de psicópata en 'Mr Brooks' (Bruce A. Evans, 2007) desconcierta. Encarna a un triunfador cuya vida sería perfecta si no tuviese afición por matar de forma innecesaria. Costner, productor de la película, se esfuerza en excusar a su protagonista: todas sus víctimas han cometido actos inmorales (adulterio, chantaje), pero eso no le carta blanca para su sanguinaria actitud. 'Mr Brooks' fue un éxito sorpresa y resucitó la carrera comercial de Costner, que se mostró entusiasmado con aparecer en más secuelas sobre este asesino en serie deshaciéndose de todo el que le incordie.
Cuando su carrera empezó a tambalearse, Tom Cruise puso todas las fichas sobre la mesa y se la jugó en un todo o nada interpretando a un matón que arrastra a su pobre conductor a una noche de matanza y aflicción: 'Colateral' (Michael Mann, 2004). Cruise, uno de esos actores que reescribe sus personajes para salir favorecido, se expuso sin miedo al sanguinario Vincent prestándole su característico nervio y contagiosa euforia. Hoy es uno de los papeles más míticos de su carrera, pero verle asesinando a un grupo de pandilleros que le han robado la cartera a su conductor nos escandalizó, sobre todo porque en el fondo estábamos un poco de parte del matón. Tom Cruise tiene esa habilidad para caernos bien pase lo que pase y el siempre perverso director Michael Mann lo sabía cuando le fichó para este desagradable papel.
Matt Damon es la quintaesencia del buen americano: viene de una familia de clase media, ganó un Oscar como guionista a los 27 años y defiende los valores del trabajo duro, la familia y la lealtad. Aun así, al lado de Jude Law parece una rata de biblioteca. La fascinación que despierta el 'playboy' Dickie Greenleaf en 'El talento de Mr Ripley' (Anthony Minghella, 1999) se balancea entre el deseo de tirárselo, la ansiedad por tener su vida y el instinto de rajarle la cara. Sólo conseguira dos de esas tres cosas. La angustia con la que le desfigura la cara a golpes con un remo despierta nuestra compasión y eso es lo más tenebroso de la película. No sólo nos da pena Ripley, sino que hasta comprendemos su frustración traducida en asesinatos múltiples. Porque ya sabemos que en el cine una vez empiezas a matar ya no te queda otra solución que seguir con la sangría.
El personaje del detective Alonzo Harris en 'Training day' (Antoine Fuqua, 2001) le dio su segundo Oscar a Denzel Washington. Sus prácticas poco ortodoxas se van revelando como una falta total de escrúpulos cuando Harris utiliza su prestigio como honrado policía en Los Ángeles para enriquecerse y aniquilar a todo el que se interponga en su camino. Ethan Hawke (también nominado al Oscar) interpreta a su joven compañero y representa al espectador, que no da crédito ante la ristra de asesinatos perpetrados por su superior. Cuando se da cuenta es demasiado tarde. A pesar de todas las monstruosidades que acomete, Denzel sabe transmitir que su personaje fue en algún momento un joven íntegro e ilusionado.
Debajo de todo ese maquillaje, Johnny Depp se caracteriza por personajes generosos que siempre parecen homenajes a Michael Jackson, lo cual le ha reportado el cariño masivo del público. Esta imagen bondadosa quedó patente hace un mes cuando, tras ser acusado de malos tratos por su exmujer, buena parte del público salió en su defensa argumentando que Johnny Depp sería incapaz de hacer algo así... como si le conocieran en persona. El año pasado, maquillado como siempre e inquietante como nunca, Depp interpretó en 'Black mass' (Scott Cooper, 2015) al sanguinario mafioso Whitey Bulger. Su personaje era un vampiro, un asesino en serie y un crápula que se valía del terror que provocaba en los demás. Johnny no concedió ni un ápice de humanidad al mafioso, algo a lo que ni él ni su público está acostumbrado. Pero ahí está la gracia.