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Rescate de un segundo bote por el barco de MSF Dignity I

Dos reporteros de EL PAÍS (Belén Domínguez Cebrián y Claudio Álvarez) acompañan a un equipo de Médicos Sin Fronteras a bordo del barco Dignity I en la misión de rescatar migrantes en la franja del Mediterráneo entre Libia e Italia

El Mediador cultural Salah Dakusi ayudando a los inmigrantes rescatados. Dakusi es palestino, un refugiado por partida doble. Es de origen palestino, aunque nacido en Siria (en el campo de Yarmuk) y desde hace años es asilado en Noruega, donde llegó en 2012.CLAUDIO ÁLVAREZ
Salah Dakusi es un mediador intercultural con una misión crucial: intentar tranquilizar a los migrantes mientras se acerca hacia las barcazas en una pequeña zódiac. No usa un megáfono para no asustarles. Les habla en inglés, francés y árabe.CLAUDIO ÁLVAREZ
Ell Dignity es el único buque de rescate que está en la zona al este de trípoli, más o menos a unas 30 millas frente a Masrata.CLAUDIO ÁLVAREZ
Emoción, alegría, lágrimas o caras de agotamiento de muchos de los inmigrantes. Un episidio que se repite habitualmente para el personal de Médicos sin fronteras.CLAUDIO ÁLVAREZ
CLAUDIO ÁLVAREZ
A bordo del barco de MSF, como en toda embarcación, las funciones están perfectamente distribuidas. El cometido común es salvar vidas, pero a partir de ahí a cada una de las personas a bordo le corresponde un papel: subirlos del gomón (las balsas de goma en las que los traficantes hacinan a un centenar de desesperados), examinarlos, pasarles el detector de metales (las armas y los cuchillos están vetados), inscribirlos en un registro para saber quiénes son y darles bebida y comida.CLAUDIO ÁLVAREZ
Miembros de MSf envuelven el cadaver del iimigrante que venia en la patera.Claudio Álvarez
Actualmente 2.856 personas han muerto ahogadas en lo que va de año en su intento por alcanzar la soñada Europa.CLAUDIO ÁLVAREZ