Cartas al director

El camino de Pablo

Hace tres años, ante la televisión venezolana, Pablo Iglesias alababa la “Revolución del siglo XXI” que cuajaba en Venezuela. Era la “revolución bonita” que corregía los defectos de la fracasada en los países del Este y ayudaba poderosamente a concebir un mundo sin capitalismo. Hoy escuchamos decir que lo de Venezuela no nos atañe, que hay que entenderse con la troika y pedirle, eso sí, más flexibilidad. Basta nacionalizar un solo banco y seguir firmes con el euro. Él no es antisistema: ya no necesitamos, pues, la alternativa del “socialismo del siglo XXI”, se declara, sin ambages, socialdemóc...

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Hace tres años, ante la televisión venezolana, Pablo Iglesias alababa la “Revolución del siglo XXI” que cuajaba en Venezuela. Era la “revolución bonita” que corregía los defectos de la fracasada en los países del Este y ayudaba poderosamente a concebir un mundo sin capitalismo. Hoy escuchamos decir que lo de Venezuela no nos atañe, que hay que entenderse con la troika y pedirle, eso sí, más flexibilidad. Basta nacionalizar un solo banco y seguir firmes con el euro. Él no es antisistema: ya no necesitamos, pues, la alternativa del “socialismo del siglo XXI”, se declara, sin ambages, socialdemócrata. El SPD alemán y el PSOE español se desprendieron del marxismo tras sendos congresos y dramáticas discusiones. Para Podemos es cuestión de reorganizar los “significantes” políticos. Ahora se trata de no contaminarlos con un exceso de banderas comunistas en los mítines.— Anselmo Sanjuán Nájera. Barcelona.

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