Otegi en Europa

Una de las pocas cosas en que se ha acertado en este país ha sido en la política antiterrorista

Otegi es un hombre de paz. Bueno, lo es para algunos, como Pablo Iglesias y otros representantes políticos de nuestro país. Y como hombre de paz le han llevado a Bruselas a contar una historia de buenismo que, al parecer, todavía tiene clientes en Europa.

Lo que pasa es que a Otegi y los suyos (que a lo mejor también son hombres y mujeres de paz según Iglesias) les han quitado toda posibilidad de colocación de su producto los islamistas radicales que han sembrado Europa de bombas y ráfagas de metralleta. El terrorismo es algo que ya no vende, desde hace mucho, en el espacio europeo.
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Otegi es un hombre de paz. Bueno, lo es para algunos, como Pablo Iglesias y otros representantes políticos de nuestro país. Y como hombre de paz le han llevado a Bruselas a contar una historia de buenismo que, al parecer, todavía tiene clientes en Europa.

Lo que pasa es que a Otegi y los suyos (que a lo mejor también son hombres y mujeres de paz según Iglesias) les han quitado toda posibilidad de colocación de su producto los islamistas radicales que han sembrado Europa de bombas y ráfagas de metralleta. El terrorismo es algo que ya no vende, desde hace mucho, en el espacio europeo.

El terrorismo de ETA fue derrotado por varias razones. Una de ellas fue el apoyo policial y judicial francés a la lucha de España. La principal razón fue el valor de los cientos y miles de demócratas de a pie que no se callaron y siguieron diciendo lo que pensaban en Euskadi, amenazados por los bandoleros y ninguneados por los nacionalistas en general, con algunas honrosas excepciones. También les venció la democracia, sin venganza y sin atajos, que lo jugó todo a la baza de la ley.

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Otegi estuvo primero en ETA. Luego lo dejó e intentó ser un jefe de su mundo. Y pasó a integrarse en el bando de los que despreciaban a quienes resistían a ETA. Después, cuando vio que era el momento, quiso encabezar el acuerdo que llevaría al Estado a negociar con una banda de asesinos.

No le salió bien. Una de las pocas cosas en que se ha acertado en este país ha sido en la política antiterrorista. El Estado no negoció con ETA. Y ETA ha perdido la batalla. Iglesias y algún otro político presentan a Otegi diciendo que es un hombre de paz, cuando es un hombre derrotado, porque la banda por la que apostó no consiguió negociar la libertad del pueblo vasco.

Maite Pagaza y otros cuantos diputados españoles hicieron un homenaje a las víctimas de ETA, que esos sí fueron hombres y mujeres de paz, que nunca se vengaron, y tampoco negociaron nunca con nuestra libertad, la de todos los españoles.

Otegi no es un hombre de paz. Es un hombre derrotado. Y Pablo Iglesias y los que le apoyan en esto seguramente también han salido derrotados del Parlamento Europeo.

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