Cartas al director

Madaya

Madaya. Apenas 40.000 habitantes. Situada a 25 kilómetros de Damasco y próxima a la frontera libanesa. Sitiada por las tropas regulares y las milicias de Hezbolá, sus habitantes —que no tienen posibilidades de entrar ni salir— se están muriendo de hambre e indiferencia. Asociaciones tan solventes como Médicos sin Fronteras, Cruz Roja o Media Luna nos transmiten su miseria. Con unos precios desorbitados en productos básicos, comiendo lo incomestible, la comunidad internacional está dando los primeros pasos para presionar al Gobierno sirio y permita las ayudas. La impactante imagen de un niño de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Madaya. Apenas 40.000 habitantes. Situada a 25 kilómetros de Damasco y próxima a la frontera libanesa. Sitiada por las tropas regulares y las milicias de Hezbolá, sus habitantes —que no tienen posibilidades de entrar ni salir— se están muriendo de hambre e indiferencia. Asociaciones tan solventes como Médicos sin Fronteras, Cruz Roja o Media Luna nos transmiten su miseria. Con unos precios desorbitados en productos básicos, comiendo lo incomestible, la comunidad internacional está dando los primeros pasos para presionar al Gobierno sirio y permita las ayudas. La impactante imagen de un niño de enormes ojos azabache, con su mirada perdida en el horizonte y el rostro irradiando tristeza, debería corroer nuestras conciencias de ciudadanos instalados. Si nos sentimos mínimamente ciudadanos del mundo, no deberíamos permanecer insensibles a esta nueva tragedia. Está bien que todos seamos Madrid, París, Londres... Pero también todos deberíamos ser Madaya.— Manolo Romasanta Touza.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En