Evaluar a los evaluadores

Según el informe Panorama de la educación 2015 de la OCDE, de los 34 países, los profesores españoles son de los pocos que no tienen una evaluación de manera regular. Los maestros tienen muchas funciones y una de ellas es el evaluar a los niños para conocer si han conseguido ciertos objetivos y aprendizajes. En el ámbito público solo se tiene que pasar una evaluación, que es la inicial. ¿Pero qué ocurre el resto del tiempo? ¿Los profesores están actualizados? ¿Tienen formación continua? ¿Saben sus puntos fuertes y débiles? ¿Saben si están llegando a sus alumnos? ¿Conocen sus errores? ...

Según el informe Panorama de la educación 2015 de la OCDE, de los 34 países, los profesores españoles son de los pocos que no tienen una evaluación de manera regular. Los maestros tienen muchas funciones y una de ellas es el evaluar a los niños para conocer si han conseguido ciertos objetivos y aprendizajes. En el ámbito público solo se tiene que pasar una evaluación, que es la inicial. ¿Pero qué ocurre el resto del tiempo? ¿Los profesores están actualizados? ¿Tienen formación continua? ¿Saben sus puntos fuertes y débiles? ¿Saben si están llegando a sus alumnos? ¿Conocen sus errores? Todas estas preguntas no tienen respuesta si no somos capaces de realizar una evaluación continua y regular, tenemos que ser conscientes de que evaluar forma parte del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Debemos de estar abiertos a la crítica y a la autocrítica y ejercer una formación continua para poder superar barreras y conseguir nuevos retos y objetivos.

Que existiera un seguimiento y una valoración de los docentes supondría una mejora en las escuelas, habría mejores entornos de aprendizaje y se progresaría de manera abismal en la carrera profesional de cada uno.— Rocío Sánchez González.