Cine participativo y pedagógico para las masas

Mediterránea narra el día a día de los migrantes en su travesía sin garantía, en su día a día, lleno de hostilidad y de incomprensión

Nada nuevo bajo el sol. La historia de Ayiva y Abas la podemos leer a diario en los periódicos desde hace muchos años, demasiados: “Decenas de inmigrantes cruzan el desierto y se juegan la vida por llegar a Europa”, “Cientos de embarcaciones parten desde Trípoli con un único objetivo en mente: Europa”, “Rescatan a un centenar de inmigrantes a la deriva en el Mediterráneo”, “La policía italiana desmantela un asentamiento ilegal de inmigrantes subsaharianos en el centro de la ciudad”, “Detienen a un grupo de inmigrantes durante unos disturbios en el centro de Rosarno, Calabria”. Las portadas de los periódicos europeos dedican su espacio al drama de los inmigrantes africanos continuamente y, mientras muchos lectores lamentan la tragedia y niegan con la cabeza incrédulos ante lo que leen un día más, otros pasan la página, cansados de leer siempre lo mismo, inmunes a un mantra repetido demasiadas veces. Sin embargo, el pasado miércoles 11 de Noviembre las salas de cine de ocho ciudades europeas estaban abarrotadas de gente para ver el estreno de Mediterránea, una película candidata al Premio LUXque el Parlamento Europeo decidió proyectar de forma simultánea en siete países de la Unión para abrir el debate público en directo sobre un tema esencial: la emigración.

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