Quejicas

Nos pagan mal. Sí, a nosotras. Peor que a ellos. Y encima ha venido a decírnoslo, o más bien a gritárnoslo, esa 'locatis' sabelotodo que es Jennifer Lawrence

La actriz Jennifer Lawrence, en un estreno. WIRELMAGE

Como siempre, vienen otras a contarnos lo que ya sabíamos: nos pagan mal. Sí, a nosotras. Peor que a ellos. Y encima ha venido a decírnoslo, o más bien a gritárnoslo, esa locatis sabelotodo que es Jennifer Lawrence.

Todo viene porque Lena Dunham, actriz, directora, guionista, probable voz de su/nuestra generación —mal que les pese a muchos— y ahora creadora de una potente newsletter (se ve que crear simple...

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Como siempre, vienen otras a contarnos lo que ya sabíamos: nos pagan mal. Sí, a nosotras. Peor que a ellos. Y encima ha venido a decírnoslo, o más bien a gritárnoslo, esa locatis sabelotodo que es Jennifer Lawrence.

Todo viene porque Lena Dunham, actriz, directora, guionista, probable voz de su/nuestra generación —mal que les pese a muchos— y ahora creadora de una potente newsletter (se ve que crear simplemente revistas online ya no se lleva…), le ha dado voz a JLaw en Lenny, que así se llama ese nuevo y fascinante producto editorial. Y no solo a Lawrence: una de las primeras (e interesantes y divertidas) entrevistas fue con Hillary Clinton. Pero ese es otro cantar. Aquí, lo que denuncia Lawrence es que las mujeres están mal pagadas en la industria del cine. Y lo dice ella, la mejor pagada de todas. Lawrence lo sabe: no tiene de qué quejarse, no es precisamente mileurista. Pero sí, se cabreó cuando, gracias a los correos filtrados de Sony, supo que cobraba mucho menos que Jeremy Renner, Christian Bale y Bradley Cooper, sus machocolegas en La gran estafa americana. Ella misma lo escribe: su enfado no fue con la multinacional, fue con ella misma. Porque se plantó, como tantas. Porque creyó que había negociado lo bastante. Que ya valía, que no había que apretar más. Que sus opiniones, si no debían pasarse de la raya, habían quedado bien expuestas. Pero luego vio que no: que hay que luchar más, y más cuando se tiene capacidad y poder, también para sentar precedente. Y lo tiene.

Ya la han apoyado más actrices. Y lo más importante: actores, como el propio Cooper. Ojalá, ingenuamente, pero ojalá solo sean la punta del iceberg global.

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