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El peso de los porteadores en Melilla

Miles de marroquíes cruzan la frontera con Melilla de lunes a jueves para transportar paquetes cargados de ropa usada. Empresas españolas pagan a los porteadores unos diez euros al día para evitar pagar los aranceles del comercio regular.

Los fardos que transportan los marroquíes contienen sobre todo ropa usada, además de otros materiales. Varias empresas españolas empaquetan las bolsas en las naves del polígono industrial de Melilla y las llevan hasta el paso fronterizo del Barrio Chino en una veintena de furgonetas.Antonio Ruiz
Entre los porteadores hay hombres y mujeres de todas las edades. Algunos, incluso, tienen la movilidad reducida y caminan ayudados por muletas. También utilizan patinetes para deslizar los fardos.Antonio Ruiz
La explanada donde se distribuyen los paquetes es un descampado sin asfaltar. Los porteadores tienen que recorrer unos 200 metros de rampa empinada para llegar hasta el puesto de la aduana. El esfuerzo que realizan se refleja en sus rostros.Antonio Ruiz
Los porteadores corren para llegar los primeros a la fila. Impresiona cómo ascienden por la rampa, con la ciudad de Melilla al fondo.Antonio Ruiz
Entre los porteadores hay un centenar de vigilantes marroquíes. Son escogidos por la Guardia Civil y pagados por las empresas que facilitan la mercancía, y controlan el flujo de sus compatriotas. Algunos les tratan de manera amable —como en la imagen—, pero hay otros más rudos que los zarandean en la fila.Antonio Ruiz
Solo hay una mujer —en la imagen de espaldas con un chaleco amarillo— entre los vigilantes de los porteadores. Según Omar Jantafari, uno de ellos, "está para tratar con las porteadoras".Antonio Ruiz
Las caras de los porteadores reflejan el esfuerzo que realizan. Los paquetes pesan entre 40 y 80 kilogramos, según uno de los marroquíes.Antonio Ruiz
Para cruzar la aduana del paso fronterizo del Barrio Chino, los porteadores tienen que guardar una cola de unos 30 metros. Los propios paquetes sirven de apoyo para descansar tras la dura subida por la rampa desde las furgonetas.Antonio Ruiz