Educación elitista

Con el paso de los años, los precios de las universidades van aumentando y a su vez también disminuye progresivamente la antes radical separación entre educación pública y educación privada, hasta que, pronto, no quedará ninguna diferencia entre ambas.

En un principio, el papel de la educación pública era establecer una sociedad meritocrática y así otorgar a todos la igualdad de oportunidades, pero poco a poco el acceso a la universidad (y, sobre todo, a los másteres) se fundamenta más en el bolsillo que en las capacidades de los alumnos. Conozco a gente increíblemente capaz que no llev...

Con el paso de los años, los precios de las universidades van aumentando y a su vez también disminuye progresivamente la antes radical separación entre educación pública y educación privada, hasta que, pronto, no quedará ninguna diferencia entre ambas.

En un principio, el papel de la educación pública era establecer una sociedad meritocrática y así otorgar a todos la igualdad de oportunidades, pero poco a poco el acceso a la universidad (y, sobre todo, a los másteres) se fundamenta más en el bolsillo que en las capacidades de los alumnos. Conozco a gente increíblemente capaz que no lleva su formación más allá por dificultades económicas, y, también lo contrario, personas cuyas capacidades y motivación son mediocres y que llevan sus estudios al límite por el simple hecho de tener un bolsillo sin fondo.

¿Desde cuándo la educación perpetúa las desigualdades sociales? Siempre me habían dicho que los estudios eran la única manera de ascender lentamente de clase social. Desgraciadamente, mi generación se está dando cuenta de que, a menos que luchemos por nuestros derechos, esta solo es una gran mentira más.— Alison Moss Ferrer.